lunes, 8 de octubre de 2018

SUGERENTE: CAPITULO 13




Él salió del garaje y Paula le quitó la tela al coche, encantada con el diseño aerodinámico y al tiempo que pensaba la velocidad que podría alcanzar.


Cuando terminó, fue a buscar a Pedro. Oyó correr agua en un lado de la casa. Fue en esa dirección y se detuvo en seco como si hubiera chocado contra una pared.


Pedro usaba la manguera sobre su cabeza como si fuera una ducha. Observó fascinada mientras las gotas se deslizaban de forma tentadora por los moldeados contornos de sus pectorales, por la tabla de lavar que era su abdomen y terminaban por desaparecer en la cintura de los pantalones cortos negros. Clavó los ojos en ese punto y la respiración se le aceleró mientras el deseo le atenazaba las entrañas como una prensa.


Desde el pelo revuelto y los asombrosos ojos color miel al cuerpo fibroso y trabajado que había imaginado desnudo y excitado, exudaba un atractivo sexual que despertaba su instinto femenino como ningún otro hombre había logrado.


Giró la cabeza para mirarla y sus ojos se encontraron. En los de él había un deseo inconfundible, pero también distancia.


Un mensaje claro que decía: «Mira pero no toques». Pedro empezaba a convertirse en una adicción imprudente. Anhelaba acariciar toda esa piel mojada y centelleante.


Pedro cerró la manguera y juntos fueron a la casa. Después de cambiarse de ropa, él le entregó un rollo de tela.


—¿Qué te parece?


Paula lo extendió un poco. De lo suave que era al tacto, parecía una mezcla de seda y terciopelo.


—Es magnífica. Apuesto que te sentirías casi desnuda llevándola. Muy sugerente. Un buen nombre.


—Capta la atención.


—No soy una experta, pero apuesto que se conseguiría una ropa interior preciosa con esta tela.


—Sí.


—Sensualidad en el cuerpo.


Pedro se frotó la nuca.


—Lencería. No es precisamente mi especialidad.


—No, supongo que no.


—Quizá podrías llevártela y trabajar algunas de tus prendas mágicas con ella. Darme algunas ideas.


—¿Te refieres a que diseñe algo?


—Claro. ¿De qué otra manera voy a saber qué hacer con ella? Soy ingeniero, Paula. Me centro en la ciencia y en los usos prácticos. La lencería no se puede considerar algo práctico.


—No sé. No soy diseñadora.


—Haces prendas estupendas. Inténtalo. Por mí.


—De acuerdo, veré qué se me ocurre.


—¿Por qué no te cambias y yo preparo el coche?


Ella movió la cabeza.


Pedro, eres tan pragmático…



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