domingo, 22 de julio de 2018
CONVIVENCIA: CAPITULO 25
Pedro se dio cuenta del sufrimiento que ella tenía. Por eso no le había dicho nada. Sin embargo, llegó un momento en el que ya no pudo contener más su curiosidad.
No le cuadraba que ella estuviera limpiando casas. Su abuelo había sido el respetado director de un colegio y ella…
Aquel día, en el ascensor, tenía la actitud y el modo de comportarse de una mujer que formara parte de aquel mundo. Y, si se paraba a pensarlo, también lo de mostraba en la conversación.
¿Qué le habría pasado? Ya no pudo contenerse más. Tenía que saberlo.
—Paula, ¿te podría hacer una pregunta?
—Claro —respondió ella, sin levantar la vista del cazo que estaba fregando.
—¿Qué hacías antes de dedicarte a esto?
—¿Hacer? ¿Qué quiere decir con esto? —preguntó ella, después de una larga pausa.
—¿Qué clase de trabajo?
—Limpiaba casas. Eso ya lo sabe. Trabajé para la señora Dunn, su vecina y ella…
—No, antes de eso.
—¿Por qué? —replicó ella, dejando el cazo en el fregadero y volviéndose para mirarlo.
—Tengo curiosidad. Creo… sé que te he visto antes.
—¿Si?
—En un ascensor. Te bajaste en la planta de CTI, y no estabas allí para limpiar los despachos. No con aquellos zapatos de tacón y con ese traje. Y creo que llevabas el mismo maletín con el que te he visto aquí.
—No te andas por las ramas, ¿verdad? De acuerdo, trabajaba allí.
—Eso me parecía, pero, ¿cómo es que nunca te vi después de aquel día?
—Porque fue el último día que fui a CTI.
—Entiendo —dijo él, preguntándose el por qué del desprecio que se había reflejado en los ojos de Paula—. ¿Es que decidiste cambiar?
—No, me despidieron. Gracias a un pez gordo de Nueva York que tenía como misión encargarse de la absorción.
—¿Y? —preguntó él, entendiendo que aquel desprecio iba dirigido a él.
—¡No le preocupaba más que el mercado de valores!
—Eso es siempre lo primero en este tipo de operaciones. El beneficio es el rey del juego.
—Oh, claro. ¡Recortar empleados y aumentar el beneficio!
—Seamos más claros —requirió él, imaginándose ya lo que había pasado—. ¿Qué tiene eso que ver contigo?
—¡Los mandos intermedios son los primeros que desaparecen!
—Así que ese era tu nivel. ¿En qué área?
—En investigación y desarrollo.
—Esa es la principal característica de CTI y la razón por la que queríamos la fusión.
—Y conseguisteis lo que queríais. Lawson Enterprises tiene esa reputación.
—No nos eches a nosotros la culpa. Nosotros no te despedimos.
—Reducir la mano de obra es la terminología más adecuada. Si tú no lo hiciste directamente, tú…
—¡De acuerdo, de acuerdo! Tú te llevaste la peor parte. Las nuevas tecnologías… un giro en la economía y… Tu experiencia y estudios deben ser muy útiles para cualquier empresa. No entiendo por qué diablos tuviste que recurrir a limpiar casas.
—A otras empresas también les ha dado por reducir empleados. Al menos en esta zona.
—¿Y querías quedarte aquí? —preguntó él. Ella asintió—. Por tus abuelos —añadió él. Paula volvió a asentir—. Probablemente no te dieron mucho dinero de compensación, pero siempre hay alguna gratificación que…
—¿Después de llevar solo un año y un día trabajando?
—Oh, bueno, está el subsidio de desempleo…
—Algo insignificante, temporal y lleno de burocracia. ¿Has estado alguna vez en las filas de los que esperan para cobrar? Y si tienes necesidad de dinero… ¡De acuerdo, soy una manirrota! —añadió ella, al ver cómo él la miraba.
—Lo sé.
—¡Tú no sabes nada sobre mí!
—Sé que has conseguido amueblar esta casa con lo que compraste solo para un pequeño apartamento.
—¡Era un apartamento muy grande!
—Del que estabas a punto de que te echaran.
—¡Eso no es cierto! Todavía tenía el dinero que me dieron de compensación.
—Así que seguiste pagando el alquiler… que seguramente no era nada barato, junto con los plazos de los muebles, supongo. Y… tus abuelos. La residencia en la que viven parece muy elegante. ¿Se la estás pagando tú también?
—¡Claro que no! Yo solo… Mis gastos no son asunto tuyo.
—No, claro que no, pero debes de haber estado limpiando casas como loca hasta que… Negociaste muy bien conmigo este engaño.
—¡Este engaño! Creo que tú te estás beneficiando más que nadie y pagando menos dinero. No tienes derecho a quejarte.
—¡Y no me estoy quejando! Es por beneficio mutuo, como tú has dicho. Venga —dijo él, riendo—. No te enfades conmigo. Estoy contigo y te admiro por lo que has hecho. Hiciste lo que tenías que hacer y lo haces de buena gana. Tenerte aquí es como una bocanada de aire fresco. Ven y siéntate conmigo. Vamos a hablar.
Paula se sentó. Se sentía algo mareada. ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Alabándola?
—Eres toda una mujer, Paula —prosiguió él—. Te mereces mucho más que… que esto —comentó, señalando la cocina—. Iré a por más café y decidiremos lo que vamos a hacer a partir de ahora.
—¿Vamos? No sé tú, pero yo estoy capacitada para cuidarme de mí misma.
—Y lo has demostrado —replicó él, poniéndole delante una taza de café—. No hay nada malo en hacer planes. Los dos sabemos que esto es solo temporal y, además, tú estás cualificada para hacer un trabajo mucho más lucrativo e interesante. Tal vez yo podría ofrecerte algo.
—No, gracias. ¡No en CTI, que, por cierto, estás pensando en desmantelar!
—Y que, además, hay que subir en ascensor hasta el piso cuarenta y tres —bromeó él, riendo.
—No me lo recuerdes —respondió ella, sonrojándose—. Me comporté como una idiota, ¿verdad?
—Bueno, digamos que no como el tipo de mujer que has demostrado ser, Paula —respondió él, con admiración reflejada en los ojos—. Seguramente no estabas acostumbrada a este tipo de trabajo y, sin embargo, consigues que parezca fácil…
—¿Tú crees? ¡Ja! Deberías haberme visto el primer día —replicó ella, riendo—. Si no hubiera sido por Julieta…
Pedro se echó a reír cuando ella le contó cómo Julieta le había explicado lo que había que hacer y le había dado excelentes consejos. Resultó muy divertido compartir aquella experiencia con alguien, bromear sobre ello. Se lo pasaron tan bien que se olvidaron de los niños. Cuando se acordaron, los encontraron a los dos dormidos en el suelo mientras una vieja película resonaba en la televisión.
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