martes, 26 de junio de 2018

LA TENTACION: CAPITULO 4




Lo peor de vivir en Sandy Bend era que todo el mundo se metía en los asuntos de los demás. 


Pero Pedro Alfonso se vio obligado a admitir que a veces eso también era lo mejor de vivir allí.


Gracias a algún ciudadano preocupado, sabía que quienquiera que fuera que hubiera entrado en la casa de su hermana, no lo había hecho hacía mucho.


Pedro rodeó a pie el coche azul aparcado frente a la casa. Llevaba casi diez años siendo policía y nunca había visto a un ladrón que condujera un Mercedes. Se fijó en la matrícula y vio que era de Florida.


Regresó a su coche y se puso en contacto con la comisaría para darles los detalles de la matrícula y saber así quién era el propietario del vehículo. Cuando lo supo, dio gracias en silencio a quienquiera que fuera responsable de haberle llevado allí a Paula Chaves, Princesa Real. Pedro sabía que estaba en Florida, pero no esperaba que regresara a Sandy Bend. 


Sonrió mientras se dirigía a la casa.


—Policía —dijo mientras llamaba a la puerta—. ¿Hay alguien ahí?


Pedro contó hasta tres y volvió a llamar. Al no obtener respuesta, sacó un llavero de su bolsillo y abrió la puerta.


—Policía —repitió mientras se abría la vieja puerta de roble.


Pedro entró y se guardó las llaves. En el piso de arriba se escuchaba una radio a todo volumen. 


Subió las escaleras y oyó el ruido del agua de la ducha al correr. Se acercó un poco más.


—Policía.


Pedro apoyó la palma de la mano contra la puerta del baño y estaba debatiéndose entre llamar o no cuando la puerta se abrió un poco hacia dentro... y él se quedó sin respiración.


Olvidar que Paula Chaves tenía un cuerpo que lo había mantenido en excitación constante durante su juventud había sido un error. Ahora su precioso trasero estaba frente a él, mientras Paula permanecía en la bañera, bajo el chorro de agua caliente. Y Pedro sabía que tendría que mirar a otro sitio si no quería que lo que le estaba ocurriendo a su entrepierna se le fuera de las manos.


Bajó las escaleras y entró en el salón, dispuesto a esperar. Podía ser un hombre paciente... especialmente ahora, que había visto desnudo el trasero de Paula Chaves



No hay comentarios.:

Publicar un comentario