sábado, 7 de octubre de 2017

RUMORES: CAPITULO 30





Un sol invernal pálido bañaba la antigua iglesia de piedra en una suave luz cuando avanzaron por el camino de piedras.


-¡Paula! Ahora es perfecto. Joaquin acaba de volver de sus viajes anoche, así que estamos todos. ¡Oh! Ten cuidado con el bebé -Ana cambió al bebé de cadera para abrazar a su hermana-. Tienes que sentarte con los otros padrinos. Con gemelos, todo es doble -se rio.


-¿He oído mi nombre? ¡Hola, preciosa!


Paula se vio envuelta en un entusiasta abrazo.


-¡Cuidado con mi sombrero!


Joaquin era el tipo de persona que hacía sonreír a las mujeres. El parecido entre el alto joven y Alejo, su tío, era más asombroso que nunca.


-¡Como un oso! -bromeó Paula señalando la perilla de su barbilla.


-Si me hace parecer sensible e inteligente, ese era el propósito.


-Siéntate, Joaquin -ordenó Ana-. Haces que todo se agite.


-Sí, querida tía -respondió él con sumisión -. ¿Puedes sentarse Paula a mi lado?


-No, la aburrirás con todas tus historias de peligros y aventuras. Y es todo una exageración porque se aloja la mayoría de las veces en albergues juveniles, espero. Tú siéntate aquí, Paula.


La sonrisa ante la broma de Joaquin murió en sus labios y el humor desapareció de sus ojos azules. Ni siquiera el cariño por su familia la hubiera hecho ir si hubiera sabido que el pequeño Jose no tenía un sustituto de padrino. Pedro debería estar en su luna de miel. ¿Qué estaba haciendo allí?


Paula se había quedado inmóvil demasiado tiempo y no fue solo Ana la que empezó a mirarla con preocupación. No podía estar allí. Debían ser alucinaciones suyas.


El grito estridente de un niño la sacó del trance.


-Eh, sujeta a este.


Paula se puso rígida al sentir el bulto caliente en sus brazos


-Ven a sentarte antes de que se te caiga.


Paula se encontró empujada hacia Lidia, que se apretó más a su marido.


-Hay sitio para uno más pequeño -le dijo a Pedro.


-Tampoco eres tú una sirena, ángel.


No sabía qué la distraía más, si el niño en el regazo o el muslo apretado contra el de ella.




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