lunes, 14 de agosto de 2017

UNA CANCION: CAPITULO 35





La gran carpa de rayas azules y blancas se iba vaciando de la gente que había acudido ese sábado al recinto ferial a ver el concurso de miss Frontier Days. Paula había supervisado casi todos los detalles y estaba recogiendo las puntuaciones cuando vio acercarse a Erika.


—¿Cómo ha ido todo? —preguntó Erika.


—A pedir de boca —respondió Paula con una sonrisa—. Tras el concurso de nuevos valores de por la mañana y luego el premio al vestido de noche más elegante, hemos tenido una gran audiencia durante todo el día. Laila Gates se ha llevado el título de miss Frontier Days. He oído que ha recibido ya tres propuestas de matrimonio —dijo Paula, sintiendo una cierta angustia al pronunciar esas palabras de forma tan desenfadada.


Sabía que después de la fiesta todo volvería a ser como antes.


Joaquin se había quedado en casa de Erika, jugando con Emilia, al cuidado de la madre de Erika. Podía haber perdido a Pedro, pero al menos había ganado una gran amiga con Erika.


De repente, vio a una pareja entrando por la parte de atrás de la carpa. Eran DJ Traub y su esposa, Allaire.


—¿Puedes darme los sobres con las puntuaciones? —dijo Erika—. Voy a tener que regresar a la ciudad para resolver unos asuntos pendientes con algunos comerciantes.


—¿Puedes esperar unos minutos? —replicó Paula—. Tengo que hablar con DJ Traub.


—Por supuesto. Luego te diré el nuevo trabajo que he pensado para ti. Por cierto, he estado hablando esta mañana con Bo Clifton y me ha dicho que está buscando una secretaria. ¿Por qué no le llamas?


—¿Llamar yo al alcalde de la ciudad? —exclamó Paula un tanto perpleja.


—Bo es un tipo muy amable. Le di tu nombre, así que ya sabe quién eres.


—Gracias, Erika. Eres una verdadera amiga.


—Con lo trabajadora y responsable que eres, estoy segura de que encajarías muy bien en la oficina de Bo.


—Le llamaré en cuanto tenga ocasión.


—Me dijo que le llamases al móvil —replicó Erika, dándole la tarjeta de visita de Bo—. Bueno, ahora ve a hablar con DJ, luego veremos el programa que tenemos para esta noche.


Paula había colaborado con Erika muy activamente durante el Frontier Days. Pero, a pesar de lo ocupada que había estado, no había podido dejar de pensar en Pedro. Sentía un dolor agudo en el corazón cada vez que recordaba el altercado del restaurante. Pero lo que más le dolía era que él no le hubiera dicho nada que le permitiera albergar una esperanza de cara al futuro. Especialmente después de
haberse entregado a él en cuerpo y alma.


Tal vez debería haberlo pensado mejor y haber sido más sensata.


DJ y su esposa eran una pareja muy agradable. Allaire la reconoció en seguida y se acercó a ella con una amplia sonrisa.


—Hola. Me alegro de verte de nuevo. Te presento a mi marido. DJ, esta es Paula.


Paula pensó que esa era la oportunidad que estaba esperando para descargar su conciencia.


—¿Puedo hablar contigo un minuto? Hay algo que tienes que saber sobre la competencia.


—Por supuesto —dijo DJ, lleno de curiosidad—. Vamos a un lugar más tranquilo.

.Los tres se dirigieron a un extremo de la carpa donde se oía menos el bullicio de la gente.


Paula le contó a DJ lo que Woody le había propuesto que hiciera y la razón por la que ella no había ido a decírselo antes.


—Lo comprendo —dijo DJ—. Necesitabas el trabajo y el seguro médico. Te agradezco que me lo hayas contado. Vigilaré a las camareras que he contratado últimamente para ver si tengo alguna espía entre ellas. ¿Has encontrado ya otro trabajo?


—Aún no, pero tengo uno en perspectiva.


—Bueno, quiero que sepas que puedes contar siempre con un puesto en mi restaurante.


—¿Cómo sabes que puedes confiar en mí? —preguntó Paula con toda franqueza.


—Porque Allaire me contó lo de tu cena con Pedro. Él no se tomaría tantas molestias si no fuera por alguien que valiera la pena y fuera digno de confianza.


Paula sintió como si el corazón se le partiera en dos. Tenía un nudo en la garganta y las lágrimas pugnando por brotar de sus ojos. Trató de controlarse.


—Gracias por tu generosidad. Ahora, será mejor que vuelva con Erika a seguir con mi trabajo.


Erika estaba hablando con alguien, pero terminó su conversación al verla acercarse.


—¿Todo bien?


—Sí, muy bien. Si lo del alcalde no prospera, DJ me ha ofrecido un trabajo en su restaurante. Bueno, y ahora, dime, ¿qué quieres que haga?


—Me sentiría más tranquila si fueras a supervisar personalmente las actuaciones en el recinto ferial. Kayla Johnston ha hecho un gran trabajo organizándolo todo con los cantantes y las bandas, pero quiero asegurarme de que al final no haya ningún problema.


—Iré con mucho gusto —dijo Paula, a pesar de que sabía que escuchar música, especialmente si era country, le recordaría a Pedro.


Era el primero de octubre y empezaba ya a refrescar por las noches. Paula llevaba unos leggings negros y un suéter de color turquesa. Se había dejado el chaquetón en el coche. El recinto estaba abarrotado de gente. Tuvo que pararse un par de veces a saludar a algunos conocidos.


Un grupo estaba tocando en el escenario mientras una morena cantaba con mucho sentimiento. Con el corazón, como hacían todos los cantantes. Salvo Pedroque ya no podía hacerlo.


Tenía que olvidarse de él. Pero sabía que eso era poco menos que imposible. La música, además, avivaba sus recuerdos. Las gradas del anfiteatro estaban abarrotadas, pero en la parte de abajo, en la arena, había muchos asientos libres. Vio entonces a Daniel de pie en la última fila. Estaba hablando por el móvil. La gente solía alejarse del escenario para hablar por teléfono porque no se podía seguir una conversación con el volumen tan alto de los amplificadores. Cuando Daniel la vio, le hizo una seña para que se acercara.


—Acabo de hablar con Erika. Me ha dicho que vayamos a sentarnos a la primera fila.


Algo desconcertada, Paula se dirigió hacia allí acompañada de Daniel. La primera fila estaba casi llena. Solo había dos asientos libres. Justo los que estaban en el centro. Parecía como si estuviesen allí reservados para ellos.


Paula se acomodó junto a Daniel, mientras el grupo y la morena terminaban su número. Todos los asistentes estaban expectantes, esperando la siguiente actuación.



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