domingo, 4 de junio de 2017

LA BUSQUEDA DEL MILLONARIO: CAPITULO 7




Paula observó a Pedro. Sentía que el corazón amenazaba con rompérsele. ¿Qué había ocurrido en todos aquellos años que habían estado separados que lo habían llevado a no sentir esperanza alguna? Le agarró la camisa y tiró de ella para acercarlo un poco más.


—Llévame a tu habitación, Pedro.


Después de todo, ¿qué importaba si le hacía el amor entonces o más tarde? Desde el momento en el que se cruzaron sus miradas había sabido que llegaría aquel instante.


Lo deseaba. Siempre lo había deseado y él la deseaba también. Se dio la vuelta y, sin soltarle de la camisa, tiró de él hacia los ascensores.


—Supongo que esto significa que nos vamos —preguntó él con voz seca.


—Sí, así es.


—Está bien, pero, para que lo sepas, los ascensores están en la dirección opuesta.



Paula no aminoró el paso sino que, simplemente, cambió de dirección. Llegaron a los ascensores y entraron en uno. 


Guardaron silencio durante todo el trayecto. No obstante, Paula sentía cómo la tensión se iba acrecentando entre ellos, provocando una tensión que, tarde o temprano, terminaría por explotar.


Las puertas se abrieron por fin. Pedro señaló hacia la derecha.


—Doscientas cincuenta y uno.


Paula esperó hasta que él abriera la puerta con la tarjeta.



*****


—Dime una cosa, Pedro. Ahora que me tienes aquí, ¿qué es lo que vas a hacer conmigo?


Él no respondió inmediatamente. En vez de eso, estudió el rostro de Paula con intensidad. ¿Había tenido su rostro una expresión tan grave? Siempre había sido un muchacho muy callado en su adolescencia, estudioso y centrado. Sin embargo, también había tenido la capacidad de reír. ¿Dónde había ido esa capacidad? ¿Cómo podría Paula volver a encontrarla de nuevo?


Pedro debía de haber decidido lo que quería hacer con ella porque dio un paso más hacia ella. Le enganchó el dedo en el profundo escote de la blusa y tiró de ella para tomarla en brazos.


—Creo que voy a quitarte la ropa y a hacerte el amor —le informó él muy seriamente.


Entonces, la besó.






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