miércoles, 22 de marzo de 2017

PROBLEMAS: CAPITULO 19





-Dame la cámara y podéis iros tranquilamente -dijo Lobo, dando un paso hacia ellas.


Paula no quería soltar la primera evidencia que se conseguía sobre las actividades ilegales de Lobo, pero existía la posibilidad de que tratara de hacerles daño si se negaban. Aunque, por supuesto, tenían un par de ventajas. Solomon y la escopeta.


Paula no se dio cuenta de lo que pasaba hasta que fue demasiado tarde. Susana echó a correr y se lanzó contra Lobo Smothers, aferrándose a él.


-¡Corre, Paula, corre! -grito-. No dejes que coja la cámara.


¡Diablos! ¡Ahora sí que la habían fastidiado!, pensó Paula. ¿Qué locura le había dado a Susana?


Lobo arrojó a Susana al suelo y luego hizo que se levantara cogiéndola por la muñeca. Su sonrisa se convirtió en una desagradable mueca.


-Venga, Paula, echa a correr. Llévate tu cámara y deja a tu amiga detrás. Hace años que quería conocer a la señorita Susana. Para cuando vuelvas con ayuda creo que nos habremos convertido en algo más que buenos amigos.


Paula tragó. Lobo la tenía atrapada. Los dos lo sabían.


-Suéltala y te daré la cámara.


-¡No! -gritó Susana-. No se te ocurra...


Lobo le tapó la boca con la mano y dio un alarido cuando Susana le mordió. En el momento en que la soltó, Paula le dio a Solomon la orden de ataque y ella y el gran danés salieron disparados hacia Lobo. Susana se apartó lo más rápido que pudo.


Solomon saltó sobre Lobo, arrojándolo al suelo. Cuando Paula pensó que Lobo estaba lo suficientemente amedrentado le ordenó a Solomon que parara y apoyó el
cañón de la escopeta contra el pecho de Lobo.


-Susana, vete a por ayuda mientras yo mantengo a raya al señor Smothers.


-No puedo dejarte sola con ese hombre.


-Susana, vete a por ayuda. ¡Ahora mismo!


Obedeciendo al instante, Susana salió disparada entre los árboles.


Pedro y Lorenzo vieron que Susana llegaba corriendo al claro del antiguo camping en el que habían aparcado el coche junto al de Paula.


Susana corrió directamente a los brazos de Lorenzo. Este la abrazó, tratando de calmarla.


-¿Dónde está Paula? -preguntó Pedro.


Susana se apartó de Lorenzo.

-En el bosque, reteniendo a Lobo Smothers con la escopeta.


-Enséñanos dónde.


-Creo que lo recordaré -Susana tiró de la mano de Pedro-. He corrido todo lo posible para volver al coche y he tratado de memorizar el camino.


Pedro y Lorenzo siguieron a Susana al interior del bosque. Lorenzo sacó la pistola de su funda. Cuando ya habían avanzado bastante hacia el interior, Susana empezó a llamar a Paula a voces. Al cabo de unos momentos Paula contestó.


-Estoy aquí, Susana. Estoy bien. ¿Ya has encontrado ayuda?


-Lorenzo y Pedro están conmigo -dijo Susana mientras llegaban al claro-. Acababan de llegar cuando yo iba hacia el coche.


Si Pedro no hubiera estado asustado por Paula y enfadado con ella por haber cometido aquella estupidez, habría encontrado la escena que tenía ante sí tan divertida como el sheriff Redman.


El enorme Lobo Smothers yacía tumbado con la espalda contra el suelo. Las patas delanteras de Solomon descansaban sobre su pecho y Paula sostenía la escopeta a escasa distancia de su estómago.



*****


-¿Cómo habéis averiguado que estábamos aquí? -preguntó Paula, mirando rápidamente a Pedro antes de volver su atención de nuevo a Lobo.


-Solange llamó. Estaba preocupada por vosotras -Pedro nunca había experimentado la mezcla de emociones que se estaban agitando en su interior en esos momentos. El miedo, la rabia y la pasión eran una mezcla mortal.


-No tenía por qué haberte llamado. Nosotras nos hemos hecho cargo de todo - tras apartar la escopeta del estómago de Lobo, Paula le ordenó a Solomon que se alejara-. Le cedo al señor Smothers, Lorenzo. Y tengo aquí unas fotos que le van a parecer muy interesantes dijo, palmeando la cámara que colgaba de su cuello.


Lorenzo movió la cabeza.


-Levántate, Lobo. Voy a llevarte gratis a la cárcel. Tienes muchas preguntas que responder.


Lobo no protestó mientras Lorenzo lo sacaba del bosque con las manos esposadas a la espalda. Pedro se dirigió de inmediato a Paula, cogiéndola por los hombros.


-¿Qué diablos crees que estabas haciendo? Lobo podría haberos matado a ti y a Susana.


-Pero no lo ha hecho, ¿no? -Paula se apartó de él-. Las dos estamos perfectamente.


-Yo voy a volver al pueblo con Lorenzo -dijo Susana- Si quieres darme la cámara me encargaré de que las fotos lleguen a Lorenzo y contestaré a sus preguntas.


-No es necesario -dijo Paula-. Podemos volver juntas.



-Dame la cámara, Paula -Pedro cogió la cámara del cuello de Paula-. Yo os voy a llevar a las dos en mi coche y luego tú y yo vamos a tener una larga charla.


-¿Sobre qué? -preguntó Paula, permitiendo que Pedro cogiera la cámara.


-Sobré por qué no pareces capaz de mantenerte alejada de problemas y sobre por qué no parezco capaz de mantenerme alejado de tu vida.






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