sábado, 4 de marzo de 2017

APUESTA: CAPITULO 41




—Lo sabías.


Cata observó impertérrita el airado rostro de Pedro.


—Sabías que no se había ido con Kieran.


—Todo el mundo lo sabía —respondió muy calmada.


—¿Ah, sí?, ¡pues yo no! —le gritó él fuera de sí.


—Bueno, pues ahora ya lo sabes —dijo ella encogiéndose de hombros.


—¿Y dónde ha estado todo este tiempo?


—Tampoco es que sea un gran secreto ni nada de eso —farfulló—. Todo el mundo sabía que se había mudado a su casa.


Pedro sintió deseos de estrangularla.


—Pero yo no.


—Bueno, no me lo preguntaste, y te pasaste semanas como un zombi, de casa al trabajo y del trabajo a casa.


—¿Y por qué no me dijo que él la estuvo engañando con otras?


—¿Para qué? ¿Para que fueras a machacarlo? Paula no quería que acabaras en la cárcel —le dijo con una sonrisa.


—Ese canalla… —murmuró Pedro sacudiendo la cabeza—.Y pensar que la pobre Nieves no sabe nada.


Cata esbozó una sonrisa traviesa.


—Bueno, por eso no hay que preocuparse. Creo que se hizo una pequeña idea de qué clase de hombre es Kieran en realidad antes de que se marcharan.


Pedro se quedó mirándola boquiabierto.


—¿No le dirías…?


Cata se fingió ofendida.


—¿Por quién me tomas, Alfonso? Simplemente le hice saber que Kieran me había dicho que quería hablar con ella de algo, antes de que empezara la subasta, y que la esperaba en el pasillo, detrás del escenario.


Pedro se rió con ganas por primera vez en varios días.


—¡Dios, Cata, eres terrible!



****

—¿Que Pedro ha hecho qué? 


Cata se encogió de hombros con aire inocente. —Sí, va a dejar el trabajo, con quince días de preaviso según he entendido.


—¿Pero por qué?, ¿y qué va a hacer ahora? 


—¿Y a ti por qué te importa Pedro de repente?


—¡Cata!, ¿cómo puedes decir eso?


—¿Qué? Te lo digo en serio, Paula. ¿No te parece que lo has castigado bastante por lo que hizo? Lo de ir a ese baile con Nico Scallon fue un golpe bajo.


—Yo solo quería darle celos a ese idiota, que se diera cuenta de lo que se está perdiendo, pero no reaccionó. Bueno, sí reaccionó, pero no como yo quería —aclaró al ver que su amiga enarcaba una ceja.


—Esto se te ha ido de las manos, Paula —murmuró Cata sacudiendo la cabeza—. Pedro te quiere, pero es muy orgulloso, y se va porque no soporta verte con otro hombre, ya sea Kieran, Scallon, o cualquier otro.


Paula sentía deseos de ir a estrangularlo.


—¿Y si me quiere por qué demonios no lo dice? ¿Tanto le cuesta? —masculló irritada, conteniendo lágrimas de rabia—. Además, ¿adonde diablos se supone que piensa ir?


—No sabría decirte. Lo oí decir algo de unos tigres en peligro de extinción en la India o algo así… —Paula había salido disparada hacia la puerta de la tienda—. ¡Eh, Paula!, ¿adonde vas? —pero no trató de detenerla y, cuando la hubo perdido de vista, sonrió triunfal.







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