lunes, 2 de enero de 2017

CHANTAJE: CAPITULO 19




Aquella noche, cenaron en la terraza y se quedaron hablando con una copa de vino hasta que anocheció.


Paula se lo estaba pasando en grande.


Después de cenar, Pedro la condujo al dormitorio y allí la desnudó con manos amables, pero urgentes.


Los días siguientes transcurrieron poco más o menos igual.


Se levantaban tarde, desayunaban en el jardín y salían a recorrer la isla a pie o en barco. Cuando hacía mucho calor, volvían a casa y hacían el amor hasta que Paula quedaba exhausta.


Pedro no parecía cansarse nunca. Incluso tenía fuerzas para trabajar desde el ordenador portátil mientras ella descansaba.


Nunca se separaba de ella y a Paula eso le encantaba. Era como si no pudiera vivir sin ella. Claro que no era eso porque Pedro era la persona más independiente que conocía y, además, no la encontraba tan irresistible.


-¿No necesitas dormir un poco? -le preguntó un día.


-Acostarme contigo me da energías, agape mou -sonrió Pedro dándole un beso en la boca-. Aunque yo esté en este paraíso contigo, los negocios siguen su curso y tengo que atenderlos.


-Pero estás de vacaciones.


-Eso parece, pero te recuerdo que esto es un viaje de negocios.


Paula sintió una terrible punzada de dolor.


Ella que había estado viviendo como en una luna de miel, recordó el motivo de su viaje y por qué la había llevado con él.


La felicidad se evaporó.


El quinto día, la burbuja de felicidad se rompió definitivamente.


-Ha llamado Kouropoulos -anunció Pedro-. Ya ha vuelto y quiere que cenemos hoy con él.


-Ah -contestó Paula pensando que todo había acabado.


-¿Qué pasa? Cualquiera diría que se te acaba de morir el perro.


-No, nada, es que me gustaba estar a solas contigo.


Al ver que Pedro fruncía el ceño, se dijo que tal vez no tendría que haberle dicho la verdad.


-Yo también me lo estoy pasando muy bien y te aseguro que después de cenar te voy a traer aquí y te voy a devorar -sonrió.


A pesar de que había intentado bromear, Paula se dio cuenta de que había cambiado. Durante los últimos días se había relajado, pero ahora el hombre de negocios había vuelto y la luna de miel se había terminado.



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