jueves, 8 de diciembre de 2016

ENAMORAME: CAPITULO 14



La despedida de soltera de mi prima ¡fue genial!... salvo por el detalle de encontrar a Samantha en ella.


Y es que mi prima Mariana y Samantha son amigas de siempre, y no podía pedirle que la dejara afuera del festejo por lo ocurrido. Éramos aproximadamente unas quince mujeres en el bar, incluyendo a mi madre y hermanas. 


Calculo que Samantha se debe de haber ido con mal de ojo de la fiesta.


Todas saben de su aventura y actual relación con Ricardo.


Por lo que su entrada no fue muy bien recibida.


“Pero la educación ante todo niña” dijo mi madre mientras se ponía de pie para saludar a mi ex amiga.


Y con su habitual sentido del humor un tanto “cítrico” le regaló unas bellas palabras.


“Samantha querida… espero seas muy feliz con el bastardo de mi ex yerno, el tiempo en que él te sea fiel. Porque tu bien debes saber que el lobo puede perder el pelo, pero no las mañas”


«Gracias» Respondió Samantha, tomando rápidamente su lugar en el extremo opuesto de donde nos encontrábamos con mi clan.


Admito que por momentos siento pena de ella. ¡Les juro!


Solo debo estar agradecida, pues gracias a Samantha me libré de la bolsa de patatas que tenía por marido. Y es que recién ahora logro ver con claridad lo ciega que estaba.


Es que realmente mi vida junto a Ricardo no me hacía feliz… ¡pero yo si lo hacía!


Permítanme que les explique… Siempre busqué la felicidad, con mi familia, mis clases de danza, la tienda, mis clientes, en fin… ser feliz es un compromiso de vida, no un estado de ánimo, por tal razón solo depende de uno mismo.


El hallarme repentinamente sin nada, me hizo dar cuenta que nada de eso era necesario para mi felicidad. Y me encontré mejor que nunca junto a una desconocida familia, que me acogió y brindó hogar y protección.


La noche avanzaba y junto a ella los tragos. Intenté controlar el alcohol que ingería, ya que en un arrebato de provocación vine con mi coche y no en taxi como lo había planeado. Y todo por huir de Alfonso.


¡Es que no pude evitar incitar al sinvergüenza!


Toda una revelación enterarme que no es pareja con André y peor aún saber que le gusto.


¿Se puso celoso?


«Excelente» Pienso con deleite.


Mi madre bailando con uno de los strippers, mis hermanas bebiendo tequilas y yo cuidando de ellas, era el patético panorama que tenía en el instante que decidí marcharme.


«¡Niñas, basta!»


—¡Me marcho! — Digo finalmente como saludo y salgo.


La noche se encuentra hermosa. Luna llena y ni una gota de viento. Es primavera y se huele aroma de flores. Llego a casa con ganas de cocinar. Espero no despertar a nadie, porque tengo ideas para un nuevo pastelillo… masa de caramelo y chocolate, con cobertura de galletas Oreo.


Me descalzo ni bien entro y me pongo el delantal a lunares. 


Enciendo el horno y coloco casquetes de papel en la chapa de cupcakes.


Bowl y tres tubos de mis galletas favoritas. Las abro en dos y retiro la deliciosa crema en un recipiente y las tapitas en otro. Machaco las galletas con un palote de amasar y luego comienzo a batir nata con un par de cucharadas de azúcar glas. Una vez que está a punto, incorporo la crema que retiré de las galletas hasta lograr que se unifique todo. Después agrego un tanto del polvillo de chocolate que machaqué y reservo en el refri la preparación.


Para el bizcocho, utilizo una preparación básica de cupcake y cambio parte de la harina por cacao. Luego de hornear y que se enfríe rellenaré el interior con caramelo líquido, que siempre tengo preparado para el helado de los niños.


Programo el temporizador y cuando giro para colocar la bandeja en el horno, ahí está él.


El señor Alfonso se encuentra de pie en la entrada de la cocina.


Está usando solamente los pantalones de su pijama, dejándome de esa forma admirar sus marcados abdominales.


«Vaya tableta de chocolate para los ojitos de esta repostera»


Reconozco que mi mirada se clava en su cuerpo por un momento, hasta que logro reubicarlos en su rostro. No tiene cara de dormido, todo lo contrario, se lo ve despabilado y algo molesto.


—Buenas noches —. Saluda.


—Buenas noches —respondo.


—Veo que trae mucha energía, señorita Pau.


—Sí. Mucha en verdad —respondo de forma insolente.


Camina lentamente hasta un banco y toma asiento en él. 


Cruza sus brazos y los músculos se le marcan al instante.


—¿Qué tal su cita?


«¿Cita?»


Ohh… ¡Claro! Ya entiendo su expresión de ogro malo. El pobre hombre sigue pensando que tuve una cita con su amigo. Si supiera que la que está disfrutando de su socio es Concepción, estaría agradecido sin dudas. Pero luego de lo que hizo hoy a la tarde en su arrebato de celos, creo que no se merece saber ese “pequeño” detalle.


Por un momento pienso qué hacer… ¿Comunicarle que solamente fui a una despedida de solteras? o…
…dejarlo creer que acabo de llegar de una caliente cita, en la cual probablemente haya tenido ¡sexo!


«¡Hacerlo sufrir!» grita Red mi alter ego y curiosamente yo me encuentro de acuerdo.


—Mi cita estuvo muy bien. Gracias por preguntar —respondo gentilmente.


—Me alegro mucho —expresa mientras veo su nuez de Adán hundirse al tragar. No deja de observarme y mantiene una gélida mirada sobre mí, la cual provoca que comience a ponerme nerviosa.


—Gracias. Si me disculpa me voy a la cama, es tarde y mañana debo madrugar.


Camino en busca de libertad.


No me gusta la expresión que está tomando el rostro de Alfonso cuando me habla. Se nota que es hábil declarante, y que en este juego del gato y el ratón soy yo quien sale perdiendo.


Antes de llegar a la escalera me detiene algo que dice.


—¿Usted sabe que es cuestión de tiempo, señorita Pau?


«Touché»


—Soy consciente de eso, señor —respondo y volteo para verlo


Para ver al hombre que me está amenazando con una pronta relación vaya a saber uno de qué tipo. Cuando volteo lo encuentro de pie, brazos cruzados y cuerpo recostado contra la mesa de la cocina. Comienza a caminar en mi dirección y mi corazón galopa como un estúpido.


—Que descanse —suelta al pasar junto a mí, ignorando su caballerosidad y subiendo velozmente la escalinata antes que yo



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