lunes, 31 de octubre de 2016

PELIGROSO CASAMIENTO: CAPITULO 20





Su plan funcionaría. Paula lo sabía. Había escondido una muda de ropa en la cocina antes de...


Los vívidos detalles del acto de amor que había compartido con Pedro la dejaron sin respiración y estuvieron a punto de robarle el valor. ¿Cómo podía haber imaginado que sería tan hermoso, tan... increíble? Se le rompía el corazón al pensar en lo que tenía que hacer. Pero no había modo de cambiarlo.


Tenía que irse. Ella era la única esperanza de su padre.


Paula bajó las escaleras muy despacio para que Pedro no sospechara. Le había pedido que llenara la inmensa bañera para que pudieran darse un baño juntos mientras ella bajaba a la cocina en busca de algo fresco para beber. Le había asegurado que regresaría en unos minutos con dos botellines de cerveza.


Lo único que tenía que hacer era vestirse y salir por la puerta de atrás antes de que Pedro se diera cuenta de que tardaba demasiado. Paula había memorizado el código de seguridad. 


Subiría al coche y saldría de allí antes de que él se diera cuenta de lo que había hecho.


Paula agarró las llaves de la mesa que había al final de la escalera y se dirigió a la cocina. En menos de un minuto se había puesto los pantalones vaqueros, la camiseta y los zapatos. El camisón quedó abandonado en el suelo.


Conteniendo la respiración por miedo a que él apareciera a su espalda, pulsó el código de seguridad. El panel se iluminó, dando a entender que se había desactivado la alarma. Muy despacio, Paula volvió a contener la respiración y giró el picaporte. La puerta se abrió. Ella salió y la cerró suavemente tras de sí.


Tardó cinco segundos enteros en recobrar la calma mientras sopesaba una última vez las consecuencias de lo que iba a hacer. Iba a morir. Pero no tenía elección. En realidad iba a esperar hasta medianoche, pero tras hacer el amor aquella mañana de nuevo se había dado cuenta de dos cosas: Cada momento que pasaba con Pedro hacía más difícil el hecho de tener que separarse de él. Podría venirse abajo y contarle todo. No podía arriesgarse a hacer algo así.


Y segundo, tenía que actuar cuando él estuviera en su momento más vulnerable.


Que era precisamente aquél.


Se pondría en contacto con Victoria varias veces a lo largo del día para el asunto del ADN y las huellas dactilares. Si los resultados eran favorables le facilitaría a Pedro su localización y entre los dos podrían detener a David. Pero si no era así, entonces ella se entregaría a David y Pedro estaría a salvo. Paula se escondería hasta que llegara el momento, mientras todavía tenía el valor de marcharse. Unos minutos más en los brazos de Pedro y no sería capaz de irse.


Corrió todo lo que pudo hacia el coche. Se detuvo al lado del asiento del conductor y buscó las llaves. Abrió el coche con la mano y estaba a punto de abrir la puerta cuando una voz profunda y masculina se lo impidió.


-Buenos días, Paula




2 comentarios:

  1. Ayyyyyyyyyyyy, x Diossssssssssss, decime que no es David. No podés dejarnos así.

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  2. Ay! que miedo! que sea Pedro por favor!!! Que capítulos!

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