lunes, 20 de junio de 2016
TU ME HACES FALTA: CAPITULO 20
Esa noche en la cena su padre se enteró de que había atendido al caballo de Pedro y asintió sonriendo de oreja a oreja. –Es una veterinaria de primera.
-Pues de secretaria tampoco lo hace mal- dijo Cris apoyándola.
Paula miró de reojo a Pedro que no había abierto la boca en toda la noche. –Pedro ¿te has cambiado el vendaje?- preguntó sabiendo que no, pues era el que ella le había hecho.
-Por cierto ¿qué le ha ocurrido?- su padre le miró fijamente a los ojos. Paula gimió porque era la cara que ponía cuando estaba muy interesado en algo.
-Un accidente con un canguro- respondió él apoyando la espalda en el respaldo de su silla.- Me salvó su hija.-ella lo miró asombrada.
Su padre la miró orgulloso –Es que sabe muy bien lo que hace. Espero que le dé algo de trabajo relacionado con los animales para que no se le olviden las cosas.
-No se preocupe- dijo Cris irónica- aquí estará más que entretenida. Tenemos enfermera, veterinaria, secretaria y dentro de nada la haremos una vaquera de primera.
Su padre se echó a reír a carcajadas- Eso no va a poder ser.
-¿Por qué?- la tía de Pedro levantó la barbilla- Mi sobrino ha adiestrado a los mejores vaqueros de la zona
-Ya, pero mi hija no monta a caballo. Punto.- tomó un sorbo de vino divertido.
Pedro y Cris la miraron con el ceño fruncido y ella se sonrojó.- Dijiste que podías aprender- dijo Pedro acusador.
Su padre se echó a reír- No tiene gracia, papá.
-La envié a equitación y la expulsaron.
-Me fui yo.
-No, primero te expulsaron porque no sabían que hacer contigo y después te fuiste tú.
-¿Por qué?- Pedro hizo la pregunta muy serio y su padre perdió algo la sonrisa.
Su padre la miró de reojo y después se echó a reír. –Ponía nerviosos a los caballos.
Tía y sobrino los miraron sin comprender- Se subía al caballo y el pobre se ponía de los nervios. Recuerdo un día…
-Papá...
-Que tenía una exhibición infantil…
-¡Papá!- gimió porque ya no había quien la parara.
-Salió ella con su caballo que era un jamelgo que no se tenía en pie de lo viejo que era. Se detuvo en medio de la pista y el caballo empezó a pegar saltos como si fuera un rodeo para descabalgarla. Paula que debía tener diez años se aferró al cuello y el caballo no era capaz de tirarla. Pegando saltos llegó hasta las gradas y formó un tumulto cuando todas las familias salieron despavoridas. –Mientras lo relataba los ojos de su padre se iban llenando de lágrimas aguantando la risa.- Teníais que haber visto la cara de su profesor cuando fue a rescatarla y Paula al verlo se soltó cayendo sobre él. Estuvo de baja seis meses.- las carcajadas de su padre se debían estar oyendo en los Estados Unidos.
Sonrojada hizo una mueca al ver que Cris se aguantaba la risa mientras Pedro arqueaba una ceja.- Tendrás que probar otra vez.
-Ni hablar- dijo antes de tomar un trago de agua.
-No puedes vivir en un rancho sin montar a caballo- dijo empecinado.- dijiste que podías aprender.
-¿Eso significa que vuelves a casa?- preguntó su padre inocente.
-¡No!- exclamaron los dos a la vez fulminándolo con la mirada.
Paula miró a Pedro-Soy secretaria, no vaquera. Así que no tengo que subirme a ningún caballo.
-En mi rancho se hace lo que yo diga. ¡Y si digo que tienes que subirte a un caballo, te subes!
Su padre los miraba muy interesado pero ella le ignoró.-Ni de coña. ¡Y no puedes obligarme!
-No pones nerviosos a los caballos. Mira el potro. Sólo tú te puedes acercar a él.
-Eso es hasta que se sube- dijo su padre divertido.
-Papá, no tiene gracia.
-En cuanto te vea sobre el caballo cambiará de opinión, hija. ¿Recuerdas cuando te lleve a aquella granja?
Gimió escuchando a su padre contar al menos seis historias y todas tenían dos protagonistas ella y el pobre caballo que salía despavorido. Al final todos se reían a carcajadas aunque la mirada de Pedro significaba que no se daría por vencido. De hecho estaba más decidido.
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Ayyyyyyyyyyy, qué lindos, ni Pedro quiere que se vaya ni Pau se quiere ir.
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