viernes, 20 de mayo de 2016

SEDUCIENDO A MI EX: CAPITULO 17






Su madre estaba despierta.


Emilia debía de haber descorrido las cortinas y, a la luz de los primeros rayos de sol, Paula vio que su madre estaba mucho peor que cuando se había ido.


-Paula -murmuró-. Oh, Paula. Emilia me ha dicho que habías vuelto, pero no me lo podía creer -añadió tendiéndole una mano temblorosa-. Ven, cariño, por favor. Siento mucho que te fueras.


Paula se acercó a la cama de su madre intentando saber qué sentía exactamente por ella. Ira, rencor y decepción.


-¿Cómo te encuentras? -le preguntó sin tomarle la mano.


-¿A ti qué te parece? -preguntó la anciana con algo de arrogancia-. Todo lo bien que cabe esperar teniendo en cuenta que mi propia hija me abandonó cuando más la necesitaba.


Paula sacudió la cabeza.


-Nunca cambiarás, ¿eh, mamá? Te crees que el mundo gira a tu alrededor.


Lady Elena la miró con su viejo porte aristocrático, pero se derrumbó.


-¿Así me ves tú? Sé que me porté mal, pero lo hice por tu bien.


-¿Por mi bien? Sabías que no quería a Pablo Mallory sino a Pedro, pero no podías soportar la idea de que hubiera tomado una decisión por mí misma.


-Eso no es cierto.


-Sí lo es -dijo Paula dándose cuenta de que se estaba enfadando y decidiendo que debía controlarse-. Mamá, por una vez en tu vida, reconoce lo que has hecho. Querías controlar mi vida.


-Quería que te casaras con alguien que tuviera el dinero suficiente para... cuidar de ti.


-Querrás decir, para cuidar de Mattingley -dijo Paula con acritud-. Pues sí que te salió bien.


-Sí...


-Cuando te dije que estaba embarazada, no tuviste el valor de contarme la verdad, no admitiste que habías conspirado con Pablo para engañar a Pedro. Preferiste hacer todo lo posible para que siguiéramos separados. Así, jamás me enteraría de lo mala madre que eres.


-Si tú lo dices -suspiró lady Elena.


-¿No es cierto acaso?


-Sí, muy bien, muy bien. Lo hice mal, pero también pagué por ello.


-¿Ah, sí?


-¿Por qué crees que la finca ha ido menguando en estos años?


-¿No me dijiste que fue para pagar los derechos de sucesión del abuelo y de mi padre?


-Sí, también por eso, pero... Pablo se ha llevado buena parte. No creerás que ha mantenido la boca cerrada a cambio de nada.


Paula la miró horrorizada.


-¿Te ha estado chantajeando?


-No, no ha sido chantaje. Los Mallory siempre quisieron nuestras tierras, así que les he vendido varias parcelas a muy bajo precio.


Paula miró a su madre con pena y se acercó a ella.


-¿Por eso le pedías dinero a Pedro? ¿No tenías para mantener la casa?


-Más o menos -contestó lady Elena mirándola con angustia-. ¿Podrás perdonarme algún día?


Paula apretó los labios.


-Me parece que no voy a tener más remedio. Estoy empezando a entender lo que te ha hecho Pablo todos estos años.


-Lo quiere todo y, al final, veo que se va a salir con la suya cuando yo falte. He intentado cambiar el testamento para dejarle la casa a Pedro, pero no ha querido.


-¿Es que no lo entiendes? 


Paula miró hacia la puerta y vio a su marido.


-No quería que nada más pudiera interponerse entre nosotros. Esta casa puede ser tuya, Pau, si quieres -le aseguró-. No te preocupes por eso. Yo pagaré la hipoteca y todo lo que haga falta.


-Oh, Pedro...


-Deja que lo haga -imploró su madre agarrándole la mano-. Por ti y por Emilia. No dejes que Pablo se salga con la suya.


-Mamá...


-Ya veremos -dijo Pedro acercándose a su mujer-. Si Paula lo quiere así, así será. ¿Por qué no dejas que sea ella quien decida?




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