sábado, 21 de mayo de 2016

DURO DE AMAR: CAPITULO 2





Tres horas antes


Leandro caminó hacia mí para darme una charla. —¿Estás listo para esto?


Respiré hondo y miré al set de grabación —un sofá de cuero blanco contra ventanas de piso a techo en el elegante loft que alquiló el estudio. Se sentía frío y artificial, pero ¿qué podía esperar? Era sólo sexo. Podría hacer esto.


Era lo único en lo que sabía con certeza que era bueno. Y lo más importante, se paga mucho, lo suficiente como para pagar la atención médica de Lily.


Me imaginé su dulce rostro asomándose por el borde de su edredón cuando la había recogido hace un rato. Le había dicho que Romina iba a cuidarla y que no me iba a ver hasta la mañana. Ella apretó los labios y asintió. No le gustaba la oscuridad, e incluso a veces prefería meterse en mi cama por la noche, pero estaba poniendo su cara valiente.


—¿Pedro? —preguntó Leandro, exigiendo mi atención de regreso a él.


—Sí, estaré bien.


—Ese es mi chico. Nuestra actriz debería llegar pronto. Es una chica nueva. Vas a amarla. Joven, dulce... —Hizo un sonido de succión con la boca y los ojos tenían una mirada lejana. Me estremecí. Ignorando el hecho de que él era un director de películas para adultos, el comportamiento de Leandro sólo gritaba mala calidad.


Comenzaba a arrepentirme de mi decisión de trabajar para él, pero las visiones de signos de dólar seguían flotando ante mis ojos. Leandro me había visto en el ring de boxeo en varias ocasiones durante el año anterior, y unos meses antes comenzó a acercarse a mí después de las peleas, prometiéndome grandes sumas de dinero si alguna vez estuviese interesado en trabajar para él. En ese momento, me reí. Pero las peleas trajeron menos dinero y las cosas empeoraron con Lily, acepté la oferta y decidí darle una oportunidad.


El artista de maquillaje se acercó, por suerte, distrajo a Leandro de cualquier pensamiento pervertido que se estuviera reproduciéndose a través de su cabeza. Me quité la bata a su petición y comenzó a aplicarme algún tipo de bronceado en spray sobre los hombros y el pecho. No me gustó el olor, pero lo alejé de mi mente y me concentré en lo que tenía que hacer.


—Lo más importante de recordar es el control. No hagas nada hasta que yo lo diga. Pero si necesitas ir más despacio, o cambiar posiciones, hazlo. Siempre y cuando no eyacules hasta que yo dé la señal. Tenemos un montón de escenas y posiciones antes de que eso suceda —Me recordó Leandro.


—Lo tengo. No me será un problema.


Él se echó a reír. —Arrogante. Me gusta eso.


La confianza no solía ser un problema para mí, pero no podía negar que había un dejo de ansiedad ante la idea de tener sexo con una chica a la que nunca había conocido, en la cámara, frente a una sala llena de gente —técnicos de iluminación, director, equipo de filmación, y algunos otros cuyos papeles no sabía. Traté de no centrarme en eso y en su lugar pensé en el dinero que Leandro me prometió.


—¿Qué pasa con ella? ¿No debería hablar con ella primero? ¿Descubrir lo que le gusta y eso?


Leandro se rió y palmeó mi hombro. —Niño tonto. Se trata de una escena porno, no una primera cita. Ella fingirá, así que no te preocupes porque tenga un orgasmo. Sólo concéntrate en ti.


No podía imaginar cómo podría tener una conversación así con una extraña.... ¿Así que te gusta la penetración o la estimulación del clítoris para alcanzar el orgasmo? Dios, ¿yo era un idiota o qué? Estaba pensando demasiado en esta
mierda.


La puerta principal se abrió y todo el mundo se volvió. —¡Y ahí está! Mi chica hermosa... —Leandro se dirigió a saludar a la estrella con los ojos abiertos mientras ella entró en el apartamento.


No pude dejar de notar lo asustada que ella estaba. Y joven. Mierda, ¿esta chica siquiera tenía dieciocho años? Vi como Leandro le ayudó a quitarse su chaqueta y la colocó sobre la silla de maquillaje.



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