lunes, 23 de mayo de 2016

DURO DE AMAR: CAPITULO 10




En los próximos días no pude sacar a Pedro de mi cabeza, no importa lo mucho que lo intentara. No ayudó que hubiera visitado el sitio web de pornografía después de encontrar que tenía videos publicados. Lo había visto muchas veces, estudiando el movimiento de sus manos explorando el cuerpo de la chica, y el movimiento de sus caderas empujando dentro de ella, y las expresiones de placer en sus rasgos cincelados.


Cada vez me sentía tan sucia que después tenía que fregarme en la ducha para poner un poco de alivio en mi necesidad sexual, al tiempo que me prometía que no lo iba a ver de nuevo.


Recordar su naturaleza amable con su hermana me hizo sentir aún peor sobre usarlo para mi placer visual. Sin embargo, todavía no podía mantener mi promesa de no ver el video. Se estaba convirtiendo en una rutina nocturna, y había comenzado a atormentar mis sueños. Él todavía tenía sólo un video, y lo había visto tantas veces que me lo aprendí de memoria. Después de darme cuenta de lo silencioso que era Pedro, lo miraba sin sonido, no quería arruinarlo escuchando los molestos gritos de la chica.


En los días que siguieron, mis pensamientos iban a la dulce hermanita de Pedro y la determinación feroz que ardía en sus ojos. Me rompió el corazón al darme cuenta que no podían pagar la terapia física, y sin darme cuenta me encontraba visitando el área de terapia física para preguntar unas cosas del terapeuta.


Resultó que la gravedad del problema de Lily podría variar de leve, y no requerir de mucho cuidado, a grave, que requería terapia física permanente para ayudar con la flexibilidad y el malestar.


No sabía lo que su hermana padecía, pero tenía una idea bastante buena de que era un poco grave, ya que no podía caminar sin ayuda. Había visto como el terapeuta trabajó con otro niño en una de esas pelotas de ejercicio gigantes y una idea se plantó firmemente en mi mente.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario