martes, 10 de mayo de 2016

CENICIENTA: CAPITULO 21





Pedro bajó la vista al brazo que Paula le estaba sosteniendo con ternura. Su dulce aroma se apoderó de él, las curvas marcadas por aquel vestido negro le atraían, recordándole dónde se ajustaban mejor sus manos, los lugares donde le gustaba ser acariciada.


–Lo vas a hacer de maravilla, no te preocupes –le tranquilizó Paula.


Pedro fingió una sonrisa. Para él suponía un tormento verla en aquella sala, en su apartamento, sabiendo las cosas que habían compartido la primera vez que ella estuvo allí. Tenía aquellas horas grabadas en la memoria. Paula le había hecho reír, le había hecho gemir de deseo, le hacía sentir algo fuerte y real. Nunca había tenido una química tan poderosa con nadie, ni siquiera con su exprometida, y eso que estuvo profundamente enamorado de ella. La lógica le decía que podría tener algo así con Paula, pero hacían falta dos para bailar un tango y ella había demostrado que no tenía ningún interés en bailar.


Todavía recordaba las palabras que le dijo Paula la noche que pasaron juntos, cuando le enredó las piernas alrededor de la cintura, su húmedo calor invitándole a entrar por primera vez.


Paula arqueó la espalda, introdujo su cuerpo en el suyo, se le agarró al cuello con ambas manos y murmuró con la voz más sexy que Pedro había oído jamás:
–Eres como un sueño.


Si Pedro cerraba los ojos todavía podía oír a Paula decir  aquello y el cuerpo se le ponía tirante.


Pedro –dijo Paula–, Fiona está lista para empezar la entrevista.


Pedro forzó una sonrisa. Había llegado el momento de la actuación. En lo único que podía pensar al sentarse frente a Fiona era en que cuando le preguntara por su relación con Julia, todo se volvería real, al menos de cara al mundo. Las fotos de las revistas solo eran conjeturas. Esto lo convertiría en auténtico, y eso le llevaba a desear ponerse de pie y decirle a todo el mundo que se fuera excepto a Paula.


–Bueno, Pedro –Fiona se inclinó hacia delante y apoyó la mano en la rodilla–. Háblame de tu renovado romance con Julia Keys. Os hemos visto juntos, y estoy segura de que a nuestros lectores les encantaría saber más sobre la pareja más sexy de Manhattan.


Pedro se aclaró la garganta, dividido entre lo que Paula quería que dijera y lo que él quería decir si tuviera la oportunidad de hacerlo.


–¿Qué puedo decir? Julia es una mujer adorable y nos lo estamos pasando muy bien con este reencuentro.


–¿Puedes contarnos cómo volvisteis? –preguntó Fiona.


Pedro se revolvió en el asiento y se tiró del cuello de la camisa, recordando el guion que Julia le había dado en el
restaurante.


–Bueno, supe que Julia iba a volver a Nueva York y quería verla, así que la llamé –vio por el rabillo del ojo cómo Paula se fijaba en cada palabra que decía. ¿Estaría haciendo lo que ella quería? Esperaba que sí–. Accedió a verme en su nuevo apartamento cuando llegó a la ciudad. Aquello fue el comienzo.


–No olvides lo de las rosas – intervino Julia acercándose–. Siento interrumpir, pero es que Pedro es muy romántico aunque no quiera presumir de ello.


–Cuéntame más –dijo Fiona–. Si a ti te parece bien me encantaría que Julia se uniera a nosotros en la entrevista.


Pedro miró a Paula.


–Tal vez deberíamos preguntárselo a la señorita Chaves.


Paula asintió.


–Claro. Por supuesto. Lo que tú digas, Fiona –la voz le tembló un poco al hablar.


–¿Podemos traer una silla para Julia, por favor? –preguntó Fiona.


Julia se inclinó sobre la silla de Pedro y le pasó los brazos por los hombros.


–No te preocupes por mí. Estoy muy bien así –se apretó contra él con una risita–. Sí, Pedro me llevó una docena de rosas aquella noche. Fue tan romántico que tuve que decirle que sí, que yo también quería volver con él.Desde entonces todo ha sido como un sueño.


Excepto que no era un sueño. Era una enorme mentira.


Además, Paula le había dicho a él que era un sueño, y aquel era el único contexto en el que quería volver a escuchar aquella palabra.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario