martes, 29 de marzo de 2016

REFUGIO: CAPITULO 13




Los trámites en la oficina del sheriff fueron de risa. Se  presentaron las chicas para firmar la denuncia y declarar. 


Indignada tuvo que oír como las tres mentían descaradamente, diciendo que Paula las había provocado y que se tiró sobre Lorena sin provocación por parte de ella. El sheriff llamó al juez, porque sino tendría que estar detenida hasta el lunes. El hombre después de que el sheriff insistiera en que no era peligrosa, le ordenó arresto domiciliario hasta el lunes, que debía presentarse en el juzgado.


Pedro la miraba de reojo al volver a casa— Estás muy callada.


—Esto no ha sido buena idea. Debería haberme quedado en Seattle y no hacer nada.


—Te hubieran usado para atrapar a Falconi, como hicieron con su hijo. — por su tono de voz se dio cuenta de que se estaba enfadando y ella lo miró sorprendida.


—¿La sicótica de tu vecina me pega una paliza y te enfadas conmigo?


—En realidad la paliza se la pegaste tú. — respondió entre dientes— Ella te provocó, pero por la cara que tenía al declarar, creo que ella ha sido la peor parada. Y no me enfado. Es que ya vuelves con tus tonterías sobre que deberías irte. ¡Lo dices cada día!


—¡Porque fue mala idea, Pedro!


Él apretó el volante hasta que sus nudillos se quedaron blancos y en cuanto llegaron a casa, ella se bajó dando un portazo. Entró en la casa ya enteramente pintada de blanco y pasó ante los chicos que estaban en el sofá viendo la televisión.


El abuelo miró a Pedro que entró con cara de querer matar a alguien— ¿No ha ido bien?


—Si consideras que terminar en la oficina del sheriff, por meterse en una pelea con Lorena es ir bien, pues ha ido fenomenal.


—¿Y quién ganó? — preguntó Armando divertido.


Pedro levantó una ceja— ¿Tú qué crees? Tenías que ver la nariz de Lorena, parece un pepino.


El abuelo se echó a reír— Nadie puede con nuestra chica.


La mirada de Pedro se oscureció más— No es nuestra chica. —dijo yendo hacia la habitación de Paula mientras que ellos se miraban.


Cuando lo perdieron de vista, Armando dijo a su padre— No va bien.


—Se tiene que acostumbrar, pero es perfecta para él. ¡Si no ha podido apartar las manos de ella desde que la conoce!


—No hablo de Pedro. — Armando apretó los labios preocupados— Todo esto es demasiado para ella. Lógico si lleva así tres años.


—Sí, me da la sensación que no se siente segura.


—Mañana empezaremos con las clases de tiro.


Sonrieron asintiendo como si hubieran encontrado la solución.


Pedro entró en la habitación y Paula ya estaba en la cama dándole la espalda y con el camisón puesto — ¿No quieres hablar?


—No tengo nada que decir.


Él apretó los labios y salió de la habitación sin decir nada. 


Paula se sintió una desagradecida por todo lo que habían hecho por ella. Se estaban arriesgando mucho por su seguridad y Paula les trataba así. No era culpa suya que Lorena lo hubiera descubierto todo y tampoco era culpa suya, que Paula se sintiera insegura. Lo que tenía claro una persona que ha ocultado su identidad durante tres años, incluso a su familia, es que con todas las personas que sabían lo que estaba pasando, no duraría viva ni una semana. Debía irse por el bien de todos.




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