jueves, 10 de diciembre de 2015

UNA MISION PELIGROSA: CAPITULO 15




Casi dos semanas más tarde, una nevada y ocupada tarde de viernes, Paula se afanaba con la mano buena en colocar los víveres en la nevera del bar. Pedro se llevaba el monitor de los bebés cada noche y eso le permitía tomarse los analgésicos.


–¿Qué haces aquí? –preguntó Clementina–. Sabes de sobra que nos hemos organizado para cubrir tu turno el tiempo que haga falta.


–Gracias. Os quiero, pero estoy bien. Solo un poco más lenta. Además, necesitaba salir de casa –más concretamente, alejarse de Pedro.


Aparte de algún comentario con doble sentido, Pedro se había comportado como el perfecto caballero, sin siquiera darle un besito en la mejilla. Lo cual debería suponer un alivio. ¡Sí, ja!


–Menos mal que Pedro decidió quedarse. Tu padre me contó que no se marchará hasta que te quiten la escayola, o sea, ¿cuándo? ¿Justo después de Año Nuevo?


–Más o menos –Paula se incorporó y estiró la dolorida espalda.


–Menudo alivio.


–Supongo –por suerte, el frío de la nevera calmó sus ardientes mejillas.


–¿Es posible mostrarse más apática? Ese tipo no tiene ninguna obligación de estar aquí, pero ha puesto su vida entera patas arriba para estar a tu servicio noche y día.


–No es así. La mayor parte del tiempo compartimos el cuidado de las gemelas.


–Entonces tiene que haber otro motivo para que se haya quedado.


–Si me preguntas a mí –intervino el viejo Rufus Pendleton desde un extremo de la barra del bar–, ese tipo está colado por ti. Nada bueno, considerando el pasado.


–No te metas en esto –espetó Clementina.


–Yo solo digo… –el hombre apuró su copa y pidió otra–. No puede salir nada bueno de la unión entre esos dos. Para él, sería como vivir con un fantasma. Para ella, como meterse en los bonitos zapatos de su hermana.


–Solo para tu información, Rufus –intervino Paula–, no hay nada entre Pedro y yo.


Intentó volver a hundir la cabeza en la nevera, pero demasiado tarde. Su amiga ya le había visto utilizar un cartón como abanico.


–¡Madre mía! –exclamó la mujer con una amplia sonrisa–. ¡Lo habéis hecho!


–¡Cállate! –Paula miró a Rufus de reojo–. No seas tan explícita.


–Disculpa. Entonces, ¿habéis hecho el amor?


Paula se negó a contestar, pero las estúpidas e inflamadas mejillas hicieron el trabajo por ella.


–Siempre te ha gustado, pero debes de sentirte aterrada. Tu madre ya lleva bastante mal lo de Melisa. Si se enterara de que te acuestas con su ex…


–Gracias por recordármelo –aliviada al ver que Rufus y sus amigos se alejaban de la barra, Paula suspiró–. Y para que lo sepas, solo fue una noche. Y no volverá a suceder.


–¿Es eso lo que realmente deseas?


–Ya no sé qué quiero –ella se sentó en una banqueta–, aparte de que todo vuelva a la normalidad.


–Cariño –su amiga apoyó una mano en su brazo–. No soy ninguna experta, pero después de la pérdida que has sufrido, vas a tener que esforzarte por encontrar una nueva normalidad. Pronto será Acción de Gracias, y luego Navidad. Tienes que recuperar a la familia, por el bien de esos bebés. Y si eso implica meter a Pedro en la cama, tu madre tendrá que aguantarse con ello.


–Sí…



****

–Mentiría si dijera que no lamento que no estés aquí en Navidad –Pedro hacía la compra en Shamrock’s mientras hablaba por teléfono con su amigo SEAL, «Cowboy», Cooper–. Te juro por Dios que, si te enganchan, como a Calder y a Heath, perderás el poco respeto que te tengo.


–Tranquilo –contestó Pedro–. En cuanto le quiten la escayola a Paula, regresaré a la base.


–Es la hermana de tu ex, ¿verdad?


–Sí, pero solo somos amigos. Nada importante –siempre y cuando no contara el número de veces que recordaba cada día la noche salvaje.


–Me alegra oírlo. Gracias por tranquilizarme, tío.


–No hay de qué.


Continuaron charlando unos minutos más. Pedro le contó el susto de Viviana en Halloween y Cooper le describió su última noche salvaje con una rubia. Cómo había cambiado todo. Normalmente hablaban de armas, videojuegos y mujeres. Pero jamás habían incluido un bebé, salvo para quejarse de lo nauseabundo que resultaba oír a sus amigos casados hablar de eso.


Tras colgar, Pedro buscó unas bombillas y revistas para Paula. Ella aseguraba no leerlas, pero había devorado las que Fer había dejado. Por último tomó otra caja de mezcla para brownies.


–¿Se os ocurre algo más que nos haga falta? –le preguntó a las pequeñas.


–Ahhh –murmuró Viviana mientras agitaba su sonajero.


Vanesa soltó unos pequeños gorjeos con la vista fija en los fluorescentes de la tienda.


–¿Todo eso?


A ambos lados de la caja había expositores con ramos para el día de Acción de Gracias. Pedro eligió uno para Paula, pero también otro para Ana y para Fer. Paula nunca hablaba de lo mucho que le afectaba el distanciamiento con su madre, pero en las dos ocasiones en que había ido a verla la semana anterior, había regresado a casa llorando.


Hacía mucho que no celebraba un día de Acción de Gracias tradicional. Ni siquiera recordaba la última vez que lo había celebrado con su padre. Seguramente el año que Melisa lo abandonó.


–¿Flores? –lamentablemente, la única caja abierta era la de Sofia.


–Para Paula y su mamá. Y para Fer.


–Supongo que sabes que la gente habla –la vieja bruja tuvo la audacia de bufar–. No es normal que estés con la hermana de tu exmujer.


–Gracias por tu opinión, Sofia. La próxima vez que tenga ganas de amargarme el día, vendré directamente aquí.


Pedro hizo caso omiso del nudo que se había instalado en el estómago y, tras acomodar a las niñas en el coche y meter la compra, se dirigió hacia la casa de los padres de Paula.


–¿Os apetece ver a la abuela Ana, chicas?


Viviana dio un saltito de alegría, pero Vanesa se frotó los ojos.


–Señoras, será una visita rápida. Le daremos las flores a la abuela y le recordaremos que puede que Melisa esté muerta, pero vosotras seguís aquí.


Y por favor, Dios, que Ana se mostrara más amable que Sofia, porque empezaba a agotársele la paciencia con los entrometidos.












3 comentarios:

  1. Espectaculares los 3 caps. Pedro no se va a poder ir, se va a enamorar de Pau.

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  2. Muy buenos capítulos! ojalá les dejara de importar el qué dirán y se animaran a vivir lo que sienten sin remordimientos ni estar dando justificaciones!

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  3. Buenisimos los capa,un amor Pp @rociibell23

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