miércoles, 28 de octubre de 2015

MI FANTASIA: CAPITULO 8





-Eso, intente olvidarlo.


«Yo no podré».


Paula vio el pensamiento masculino con total claridad.


-Necesitamos mantener una relación profesional -dijo ella, dando media vuelta para marcharse.


-Ya es un poco tarde para eso, Paula -dijo él con una sonrisa que hizo añicos su determinación-Tenga.


El suave sonido de su nombre en los labios masculinos actuó como un potente imán que la hizo volverse hacia él.


Pedro le ofrecía un tubo de cartón.


-¿Qué es eso?


-Los planos de la casa -dijo él.


Paula estiró el brazo para hacerse con ellos.


-Gracias.


-Y permítame aclarar una cosa. Yo no la contraté, lo hizo Eloisa. Por lo que a mí respecta, trabaja para ella, no para mí, lo que significa que no tenemos una relación profesional. De hecho, si de mí dependiera, usted ya no estaría aquí.


A Paula la incredulidad prácticamente la impedía hablar.


-¿De eso se trata? ¿Quiere echarme?


-Al principio ésa era mi intención, pero ahora ya no. Debo reconocer que me gusta tenerla aquí.


Sin responder, Paula se volvió y bajó con pasos rápidos las escaleras buscando el refugio de su habitación. Allí se metió en la cama y abrió el diario por donde lo había dejado.


Hoy nos hemos vuelto a ver en la cabaña, a pesar de que soy consciente del riesgo que implica. Pero no puedo mantenerme alejada de él. Me ha besado una y otra vez y yo temblaba de placer, deseando sus caricias. Después me ha tomado la mano y me ha hecho sentir su deseo. Me ha dicho que cuando esté preparada unirá su cuerpo al mío. Yo he insistido que ya lo estoy y le he suplicado que lo hiciera. Al principio se ha negado, pero cuando he abierto los brazos, ha sido como desatar algo incontrolable en él. Se ha quitado la ropa y después ha hecho lo mismo con la mía, y me ha tendido desnuda en el camastro. He sentido un ligero dolor, como él me ha advertido, pero no se podía comparar con el placer que me ha ofrecido después.
En ese momento he sabido que era suya para siempre, y que él siempre será mío.
Pero temo que lo nuestro puede terminar de forma terrible, porque al salir de la cabaña he visto a uno de los hombres de mi padre cerca de la ciénaga, y me he dado cuenta de que me han descubierto. No imagino el destino que nos aguarda a mi amante y a mí cuando regrese mi padre mañana de Savannah.
Sólo sé que pase lo que pase, cada momento que he pasado en brazos de Z. ha merecido la pena. Él es mi
único y verdadero amor.


Paula cerró el diario, apagó la luz e intentó dormir. Pensó en los amantes misteriosos y cuestionó el poder de un hombre sobre una mujer hasta el punto de que ella lo arriesgara
todo para estar con él. Quizá incluso su propia vida.


No cabía duda de que Pedro Alfonso la había hechizado. 


Ahora de ella dependía recuperar su libertad y su voluntad antes de que se viera atrapada en las garras de la obsesión y le permitiera hacer de ella lo que quisiera.



****


Paula estaba convirtiéndose rápidamente en una obsesión que no lo dejaba vivir.


Pedro tenía un plan y hoy había dado el primer paso para conseguirlo. Esperaba más resistencia, y sin embargo ella reaccionó con sorprendente entusiasmo.


Desgraciadamente, incluso aquel mínimo contacto lo había excitado intensamente.


Después de desnudarse por completo, apuró el vaso de whisky y se acercó a la ventana para ver si Paula había salido a la terraza como la noche anterior, pero sólo encontró un espacio tan vacío como su alma.


Apagó las luces, se tumbó en la cama y se pasó una mano por el abdomen. Saber que Paula estaba sólo a unos metros provocó en él una fuerte erección, pero apretó los dientes y decidió no ir a ella. No lo haría hasta tener una invitación, algo que esperaba conseguir muy pronto.








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