sábado, 27 de junio de 2015
EN SU CAMA: CAPITULO 34
—Carolina —Paula sacudió a su hermana antes de subirse a la cama—, despierta.
Carolina bostezó.
—Toma lo que quieras de mi armario. Sin hacer ruido.
—Puedo elegir entre las islas griegas durante tres meses o quedarme y hacer el ridículo totalmente delante de Pedro.
Carolina abrió los ojos.
—¿Cómo has dicho? —le preguntó.
Paula suspiró.
—Las islas griegas, o un dios griego en mi cama.
—Qué dilema. Háblame acerca de la opción por la que te pagan.
—Eduardo tiene un empleo para mí en un yate. Pero…
—Pero… No me digas que ese «pero» es Pedro —Carolina se sentó, miró a Paula a la cara y suspiró—. Es Pedro.
Paula sonrió también.
—Sí —reconoció.
—¿Así que tengo que escoger entre un exótico paraíso mediterráneo o un hombre que estoy segura de que no es lo bastante bueno para ti?
Eso consiguió que Paula soltara una risotada.
—Sí pero, recuerda, es mi decisión.
Su hermana asintió con expresión divertida.
—¿Entonces por qué me lo preguntas a mí? —le preguntó.
—Mmm…
No le faltaba razón.
—Bueno, yo voto por ninguna de las dos cosas, si aún te interesa mi opinión —dijo Carolina.
—¿Sabes qué? Ya no —Paula abrazó a su hermana—. Pero, de todos modos, gracias —le susurró—. Gracias por estar siempre ahí.
—¡Espera! —gritó Carolina cuando Paula fue hacia la puerta—. ¿Cuál de las dos será?
Si al menos lo supiera ya.
—Ya te lo diré.
—¡Paula! ¡Vuelve! Mamá y yo hemos hablado y decidido que deberías trabajar para papá. Ha prometido que te dará tus vacaciones anuales de quince días, seguro médico y…
Paula cerró la puerta con suavidad. Haría todo aquello sola; y sorprendería a todos. Incluso a sí misma.
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