sábado, 25 de abril de 2015

CHANTAJE: CAPITULO 21






Pedro yacía abrazado a Paula por detrás. Nunca había prodigado arrumacos después del sexo, pero no podía controlarse. Sus manos le acariciaban el cuerpo a Paula como si tuvieran voluntad propia, y ella respondía con un suave ronroneo como una gatita satisfecha. Era la primera vez que sentía algo semejante con una mujer.


–¿Qué te ha hecho cambiar de opinión? –le preguntó ella de repente.


–¿Sobre qué?


–Para estar conmigo.


–¿Aún no has aprendido nada de mí, Paula?


–¿A qué te refieres?


–Soy uno de esos tipos impredecibles que de vez en cuando pierden los estribos y luego se arrepienten –como la primera vez que estuvieron juntos–. Lo que pasó entre nosotros la última vez no fue culpa tuya ni tampoco mía. Fue el resultado de una atracción mutua –se pegó a ella para demostrarle que la atracción no había disminuido lo más mínimo, más bien todo lo contrario.


Ella lo miró a los ojos. Su expresión reflejaba a partes iguales miedo y excitación.


–Vamos a pasar juntos mucho tiempo en esta casa –continuó él–. Y a pesar de todo, ambos tenemos los mismos objetivos: cuidar de Lily y asegurar el futuro de la fábrica. Para mí es imposible ignorar lo que siento por ti. De modo que, a menos que me digas que no quieres, creo que deberíamos aceptar esto como una conexión que puede beneficiarnos a ambos.


Paula ahogó un gemido y se quedó muy rígida. La honestidad de Pedro no siempre había sido bien recibida. 


Los dos querían andarse con cuidado, pero no había motivo que les impidiera disfrutar del deseo mientras durase.


Siempre y cuando no fueran mas allá.







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