Esteban agarró una y rompió la caja. De pronto un puñado de plumas negras quedó libre y Paula se dio cuenta de lo que era.
Cacatúas jóvenes. Los hombres no iban tras Lisandro cuando perseguían al coche. Querían la mercancía robada que llevaban en el maletero.
Volvió a revivir su huida. El hombre que había agarrado a Lisandro no quería sacarlo del coche, quería meterse él. Y el hermano de Pedro lo había derribado, a pesar de la preciada mercancía, porque también pensaba que Lisandro era su objetivo.
Oh, Julian…
—Quédate aquí, Paula—dijo Esteban.
Ambos agentes se subieron a sus vehículos y se alejaron a toda velocidad. Paula se apoyó en el sedán, aliviada de saber que iban a ayudar a Pedro.
—¿Cómo podía haberlo dejado allí?
—Paula.
El corazón le dio un vuelco y Paula se giró hacia la voz justo cuando Pedro salía de entre los árboles, sudando y respirando entrecortadamente.
Llegó hasta ella y la abrazó con fuerza.
—¿Estás bien? ¿Lisandro?
—Está bien. Está en el coche.
—¿Paula, qué ha ocurrido?
Me encantaron los 3 caps!!!!
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