jueves, 28 de octubre de 2021

SIN ATADURAS: CAPÍTULO 30

 

El miedo de Paula era irracional, y era obvio que los racionales intentos de Pedro para tranquilizarla no iban a funcionar, de manera que solo le quedaba una opción: la distracción.


Pero solo con intención de tranquilizarla, se dijo. Un abrazo podía resultar reconfortante. Además, ya le iba a resultar imposible no tocarla. Deseaba hacerlo. Lo único que importaba en aquellos momentos era lograr que se sintiera mejor.


Paula estaba a punto de llorar. Trató de calmarse, pero, cuanto más lo intentaba, peor se ponía. Y tener allí a Pedro no estaba ayudando.


–Paula –dijo él a la vez que la tomaba por los hombros.


Ella alzó el rostro para mirarlo.


–Paula –repitió Pedro en un tono completamente distinto.


Paula se quedó momentáneamente paralizada, mirándolo. Pero Pedro no dijo nada más y se limitó a mirarla mientras una leve sonrisa le curvaba los labios. Paula lo contempló, fascinada, pues no era el tipo de sonrisa que había visto antes; era una sonrisa atrevida, cargada de promesas…



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