miércoles, 6 de octubre de 2021

MENTIRAS DE AMOR: CAPITULO 41

 

Paula exhalaba un aura de suprema satisfacción mientras salían del teatro. Hasta aquel momento, Pedro se había mostrado muy atento con ella y era un amante muy considerado. Tenía el brazo entrelazado con el de Pedro y sentía que su sensible pecho rozaba contra el brazo de él mientras salían por la puerta del teatro. Incluso a través de la tela de su traje podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo y sentir también cómo ardía el suyo.


Casi no había podido concentrarse en la representación de El violinista en el tejado, aunque había adorado aquella historia desde la infancia. Durante toda la velada, no había hecho más que pensar en el hombre que tenía a su lado, el hombre que la había desnudado para gozar con ella.


Si ella fuera una gata, estaría ronroneando en aquellos momentos. No fue hasta que la vista se le vio cegada por un repentino fogonazo que Paula se dio cuenta de que ya no estaban entre el resto de los espectadores que salían del teatro, sino que estaban en la acera, esperando al coche y al chófer.


–No te preocupes –murmuró Pedro mientras miraba a su alrededor para ver de dónde había salido el flash–. Será sólo un reportero buscando chismes.


–Pues de nosotros no van a averiguar mucho, ¿verdad?


–No lo sé. Con el aspecto que tienes esta noche, probablemente impriman la fotografía para vender más ejemplares.


Paula le golpeó juguetonamente sobre el pecho.


–Estás bromeando.


Sin embargo, los ojos de Pedro la miraron con seriedad.


–Te aseguro que no estoy bromeando. Estás espectacular.


–Si eso es cierto, es gracias a ti. Tú me has convertido en esto.


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