martes, 7 de septiembre de 2021

NUESTRO CONTRATO: CAPÍTULO 15

 

Paula lo sorprendió tardando sólo un cuarto de hora. Llevaba el cabello, todavía mojado, suelto, y las ondas caían por su espalda como una cascada. Pedro había dicho que prefería el cabello peinado, pero mentía. Sus dedos ardían por acariciárselo y por enredarse en su densa mata y que ésta acariciara su cara.


Trasmitía un aire más calmado, con una expresión que parecía retarlo a provocarla. Pedro estaba dispuesto a hacerlo. Había disfrutado mucho con los combates verbales que había disputado el día anterior.


Alzando la barbilla, Paula arqueó las cejas en un gesto interrogativo. Él aceptó el reto, dio media vuelta y fue hacia la puerta confiando en que ella lo siguiera. Como así fue, sintió que la adrenalina le corría por las venas.


Caminó a largas zancadas.


–¿Voy demasiado deprisa? –preguntó, mirando de soslayo el sensual vaivén de las caderas de Paula.


–Me suele gustar tomarme las cosas con más calma, pero no importa –dijo ella, mirándolo a los ojos–. Sé que estás muy ocupado.


Pedro contestó como si no hubiera captado su tono sarcástico.


–El tiempo es muy valioso. Normalmente llevo conmigo un dictáfono y trabajo mientras camino.


–Me lo imagino. Eres increíble. 


Él sonrió.


–Tengo muchos talentos ocultos.


–No lo dudo.


Sujetó la puerta de la cafetería para que Paula entrara.


–¿Quieres café?


–Sí. Solo, doble, con tres azucarillos.


Pedro fue a la barra mientras ella se sentaba en una mesa junto a la ventana. Cuando él se aproximó percibió la tensión en sus hombros y la fuerza con la que entrelazó los dedos, se dio cuenta de que no miraba por la ventana, sino al reflejo de Pedro en el cristal. Sus ojos verdes se encontraron con los de él, que aminoró el paso; se observaron y la temperatura aumentó. El instante se quebró cuando dejó las tazas en la mesa. Paula lo miró y compuso una fría y educada sonrisa, como si la ardiente mirada no se hubiera producido.


Pedro se sentó frente a ella.


–¿Qué quieres saber? –preguntó Paula.


–¿Vas a poder sacar adelante el bar?


–Sí. Hoy por la mañana voy a hablar con los proveedores y he convocado al personal para una reunión. Después localizaré al DJ. Lo que queda de la limpieza puede hacerlo el equipo. En cuanto tengamos los suministros, podremos abrir, y sólo hará falta que hagamos un poco de propaganda.


–Pero si apenas hay tiempo…


–Lo más importante es hacer correr la voz. Si puedo avisar a la gente adecuada, no habrá ningún problema.


–¿Y vas a poder?


Paula sonrió con aplomo.


–Seguro que sí.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario