lunes, 30 de agosto de 2021

QUIERO TU CORAZÓN: CAPÍTULO 60

 

—Vuelve —musitó Pedro, deseando que las luces de freno continuaran, que ella cambiara de parecer. Pero vio cómo el jeep desaparecía en la noche lluviosa—. Maldita sea, vuelve y deja que te lo explique.


Volvió a la sala de estar, se sentó delante del fuego y vacío la copa de vino. Pensó en tirarla a la chimenea para reducir su frustración, pero se contuvo, ya que el juego de copas había sido un regalo de Gaston.


Clavo la vista en la copa a medio llenar de Pau. Se encogió de hombros y la tomo entre los dedos. Al ver la mancha de carmín en el borde, puso los labios donde habían estado sus labios y bebió.


Al levantarse noto el papel que ella había dejado. Había estado tan entusiasmada con el proyecto, que no podía creer que no se presentara a la sesión por la mañana, una vez que hubiera tenido la oportunidad de calmarse.


Jamás debería haberla empujado como lo había hecho, nunca debería haber admitido el motivo principal que había tenido para contratarla. Diablos ¿es que no le había dicho el trabajo estupendo que estaba haciendo?


Pensó que se sentiría satisfecha, incluso alagada. Pero había estallado como los fuegos de artificio que le recordaba. Las chispas habían volado en todas direcciones el drama había abundado. Hasta sospechaba que derramaría alguna lágrima de camino a casa.


¿Por qué tenía que irritarse de esa manera, culpándolo de algo que él no podía controlar, cuando se había enamorado tanto de ella como para crearle un puesto en la empresa? ¡La mayoría de las mujeres se sentirían halagadas! Era una pena que Paula Chaves no fuera como la mayoría de las mujeres.


Al parecer, la mujer que su hermano le había dicho que quería casarse por encima de todo, no quería casarse con él. O tener algo más que ver con él




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