sábado, 19 de junio de 2021

NO TODO ESTÁ PERDIDO: CAPITULO 50

 


Pedro entró en el apartamento sin esperar a ser invitado y cuando vio a Maite sus ojos se iluminaron.


La niña estuvo a punto de lanzarse de la trona al verlo y Paula se puso furiosa. No podía aparecer allí de repente. No podía entrar y salir de su vida a voluntad.


–¿Qué haces aquí, Pedro? –repitió.


Él sacó unos papeles del bolsillo de la chaqueta y Paula reconoció inmediatamente el documento de divorcio que había firmado.


–Tú sabes que soy un hombre rico. Mi parte en el rancho Alfonso vale millones, por no hablar del dinero que gané con mis discos.


–¿Y qué?


Cuando se acercó a la trona de Maite, Paula contuvo el aliento.


«No la tomes en brazos. No hagas que se encariñe más contigo».


Pedro acarició el pelito de la niña y luego se inclinó para darle un beso, el beso más dulce del mundo.


El corazón de Paula no podía romperse más.


–¿Por qué no me pides nada, Paula? –le preguntó. –Yo quiero darte el mundo entero.


¿Estaba ofreciéndole dinero por Maite?


–No te entiendo.


Pedro sonrió, una sonrisa enorme, brillante.


–Sé que no lo entiendes. Ese es nuestro problema, que tú no me entiendes y yo no te entiendo a ti. Pero te quiero, Paula. Os quiero a ti y a Maite. Es lo único que entiendo de verdad.



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