miércoles, 28 de abril de 2021

NO DEBO ENAMORARME: CAPÍTULO 47

 


–¿No te alegras de haber llamado?


Al levantar la mirada se encontró con Pedro, desnudo en la puerta del baño, secándose el pelo con una toalla y se preguntó cuánto tiempo llevaría allí. ¿La habría oído decir que lo amaba?


–Le he dicho lo que sentía y, en lugar de ponerse furioso, me ha pedido disculpas.


–Has sido muy valiente.


–Puede que sí que lo sea después de todo. No soy tan ingenua como para pensar que a partir de ahora todo va a ser muy fácil. Estoy segura de que volverá a ser el mismo de siempre porque él es así y tendré que mantenerme firme. Pero al menos es un comienzo.


Pedro dejó caer la toalla y fue hacia la cama. Estaba impresionante, era puro atractivo. Resultaba inconcebible que una mujer hubiera podido serle infiel; su ex debía de estar loca.


Apartó las sábanas, tiró de ella hacia abajo y se tumbó encima, entre sus piernas.


–Gracias por hacerme creer en mí misma –le dijo ella, acariciándole la cara recién afeitada.


–Eso no lo he hecho yo –respondió Pedro, acompañando sus palabras con un beso en los labios–. Yo solo te he señalado algo que ya estaba ahí. Tú decidiste verlo.


Pero sin él jamás lo habría hecho. Ahora era alguien completamente distinto, alguien mejor. Y en gran parte, era gracias a él.


–Otra cosa –le susurró al tiempo que la besaba en la mejilla y luego en el cuello.


Ella cerró los ojos y suspiró.


–¿Sí?


–Yo también te quiero.





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