domingo, 18 de abril de 2021

NO DEBO ENAMORARME: CAPÍTULO 15

 


Su relación con Gabriel no era ningún error. Si quería que conociese mejor a su hijo, lo haría, aunque no se fiase demasiado de Pedro. Se limitaría a ser como era y, con un poco de suerte, Pedro acabaría aceptándola.


–Entonces supongo que no tengo alternativa –le dijo.


Pedro frunció el ceño como si le hubiera ofendido la respuesta.


–Si la idea de pasar unos días conmigo te resulta tan desagradable…


–¡No! –lo interrumpió de inmediato–. No es eso lo que quería decir. En realidad quiero que nos conozcamos mejor, Pedro, pero no quiero que te sientas obligado a hacerlo. Me imagino lo incómodo que debe de ser para ti y lo doloroso que fue perder a tu madre. Por lo que me ha contado tu padre, era una mujer extraordinaria. Yo no pretendo sustituirla. Solo quiero que Gabriel sea feliz y creo que es más fácil que lo sea si tú y yo nos llevamos bien. O al menos conseguimos no ser enemigos.


–Estoy dispuesto a admitir que es posible que me haya apresurado al juzgarte –afirmó él–. Y, para que lo sepas, mi padre no me está obligando a hacer nada. Podría haberle dicho que no, pero sé que es importante para él.


No era una disculpa, pero sí era un buen comienzo. Paula esperaba que lo estuviera diciendo de corazón y que no tuviera ningún motivo oculto para ser amable con ella.


–En ese caso, será un honor que seas mi guía.


–¿Entonces hay tregua? –preguntó, tendiéndole una mano y dando un paso hacia ella.


Dios, qué bien olía. Le daban ganas de hundir la cara en su cuello y sumergirse en aquel aroma.


No, no, no le daban ganas de nada. Y no quería sentir la chispa que sintió cuando le estrechó la mano, ni el escalofrío que le provocó el roce de su dedo pulgar en el dorso de la mano.


¿Cómo era posible sentir esas cosas por un hombre que ni siquiera le caía bien?


–Mi padre me ha pedido que mañana os lleve a conocer el pueblo. Si hay algo en concreto que quieras hacer o algún lugar que quieras visitar, dímelo y lo organizaré todo.


Lo cierto era que le habría encantado pasarse una semana tumbada junto a la piscina, pero sabía que Gabriel quería que conociese su país para que pudiese decidir si quería vivir allí.


–Si se me ocurre algo, te lo diré.


–Muy bien. Estaos preparadas mañana a las diez.


–Cuenta con ello.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario