martes, 9 de marzo de 2021

UN EXTRAÑO EN LA CAMA: CAPÍTULO 62

 


Patricio la arrastró hasta una puerta de emergencia y le pidió que la abriese. El aparcamiento estaba en silencio y su coche, donde lo había dejado al llegar.


—Ve hacia el coche —le ordenó—. Vas a conducir tú.


—¡Patricio! —gritó Pedro, acercándose—. Déjala. Llévame a mí en su lugar.


—¿Para qué?


—Puedes utilizarme como rehén, puedes negociar conmigo tu libertad.


—Acércate más —le dijo Patricio.


—No, Pedro, no lo hagas —gritó Paula.


Pedro se aproximaba con las manos levantadas, cojeando.


—No aguanto a este tipo —dijo Patricio Thurgood antes de disparar.


—No —gritó ella, viendo cómo la bala le daba en el pecho y lo hacía caer.


Sin saber cómo, agarró la pistola y le dio a Patricio un rodillazo entre las piernas. No obstante, este no soltó el arma. Paula se dijo que tenía que actuar rápidamente y lo único que se le ocurrió fue morderle con fuerza la muñeca.


No pensó en su propia seguridad, sino solo en que tenía que salvar a Pedro.


De repente, se dio cuenta de que no estaba sola.


Vio una sombra, un movimiento. Un golpe.


Patricio gimió y dejó caer la pistola.


—Ya puedes soltarle el brazo —le dijo Pedro.


Y ella lo hizo y vio a Pedro con la pistola en la mano, apuntando a Patricio.


Se acercó a él y vio cómo sacaba el teléfono para avisar a la policía.


Unos minutos después, Patricio estaba detenido y ellos, abrazándose.


Pedro hizo un gesto de dolor y ella se acordó de que acababan de dispararle.


—¿Cómo es que…?


Él se levantó la camisa y le enseñó un chaleco negro.


—Suelo llevarlo cuando estoy en sitios peligrosos. Casi nunca hace falta, pero a veces…


—Te salva la vida. Podía haberte matado.


—Sí.


A Paula se le llenaron los ojos de lágrimas.


—¿Qué habría hecho yo sin ti?


—Por suerte, no vas a tener que averiguarlo.


Ella levantó la vista y lo vio sonriendo. Un segundo después la estaba besando.




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