martes, 2 de marzo de 2021

UN EXTRAÑO EN LA CAMA: CAPÍTULO 41

 


No podía estar de peor humor cuando su teléfono volvió a sonar. No reconoció el número.


—¿Pedro Alfonso? —le preguntó una fría voz femenina.


—Sí.


—Lo llamo de la funeraria Keystone…


—Gracias, pero por ahora no tenía pensado morirme.


—Señor Alfonso, lo llamo acerca de Aurora Neeson. Su abuela, tengo entendido.


—Ah —dijo él—. ¿No les han pagado? Es el abogado quien se ocupa de las facturas.


—Sí, hemos recibido el pago. Y tenemos sus cenizas. ¿Podría venir a recogerlas?


—¿Las cenizas de mi abuela? —preguntó sorprendido—. ¿Y qué voy a hacer con ellas?


—Lo que quiera, señor. Si quiere, tenemos un camposanto en el que se podrían enterrar y poner encima una elegante placa.


¿Una placa? Pedro no podía imaginarse nada peor. Su abuela no iba a terminar en un campo con una placa, rodeada de otras placas similares.


—Pasaré a recogerlas, gracias.


Lo primero que se le pasó por la cabeza fue llamar a Paula y contárselo.


¿Cómo le podía haber hecho aquello? Había hecho que dejase de ser un hombre independiente, que tomaba sus propias decisiones, y que se convirtiese en alguien que quería preguntarle dónde podía poner las cenizas de su abuela.


Y lo más extraño era que estaba seguro de que Paula sabría qué era lo mejor.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario