lunes, 15 de febrero de 2021

APARIENCIAS: CAPÍTULO 49

 


Tenía que haberse dado cuenta. La verdad le dolió más de lo que había imaginado. Había empezado a confiar en ella, a sentir por ella, y había salido escaldado otra vez.


Si Paula hubiese accedido a casarse con él, ¿también se la habría encontrado un día en el establo con alguno de sus hombres?


–Tienes razón. Casarme con alguien como tú sería un error garrafal.


Pedro


–Olvídalo. No sé en qué estaba pensando. ¿Por qué iba a casarme con una mujer a la que ni siquiera quiero?


Ella puso gesto de dolor al oír aquello y Pedro se sintió fatal por haber repetido las palabras que le había dicho Alicia el día que se había marchado.


–Que sepas que no necesito tu ayuda económica. Puedo criar al niño sola si hace falta.


Aquello le sentó a Pedro como una patada en el estómago.


–¿De verdad piensas que voy a renunciar a mis derechos? ¿Crees que voy a continuar con mi vida y me voy a olvidar de que soy responsable de haber traído a un niño al mundo? Eres mucho más egoísta y narcisista de lo que había imaginado.


–No quería… –dijo ella, negando con la cabeza.


–Vamos a dejar algo claro, guapa. También es mi hijo y no voy a quedarme fuera de su vida solo porque tú pienses que no valgo lo suficiente. Te guste o no, tendrás que aguantarme durante los próximos dieciocho años y nueve meses.


–Por supuesto –le dijo ella con los ojos llenos de lágrimas–. No pretendía ofenderte.


–No ofende quien quiere, sino quien puede. Y a mí no me puedes hacer daño –dijo Pedro, sabiendo que no era verdad. Se sentía traicionado.


–Deberíamos seguir hablado en otro momento, cuando ambos hayamos tenido tiempo de pensar.


Pedro no tenía nada más que decir.


Cuando Paula pasó por su lado, con las mejillas llenas de lágrimas, tuvo que hacer un esfuerzo para no abrazarla.


No era mejor que Alicia y las demás. Y pensar que había estado a punto de contarle la verdad.


Menos mal que había mantenido la boca cerrada.


Recogió sus cosas, pagó la habitación y volvió al rancho, que era donde tenía que estar.




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