Era su última actuación, su último día en Strathmos. Paula llevaba un vestido negro de lentejuelas que hacía que su pelo pareciese más rojo que nunca. El escote revelaba un bronceado cuidadosamente conseguido, y se había tomado su tiempo con el maquillaje. Cuando terminó, sabía que estaba más guapa que nunca.
Mientras estaba en el escenario miraba de un lado a otro, pero no veía a Pedro. Por fin, dejó de buscarlo y se concentró en la canción, pero había perdido algo de lustre.
Paula salió del escenario con el corazón encogido. Su tiempo en Strathmos había terminado. Y Pedro había desaparecido.
Pero cuando entró en su camerino lo encontró esperándola, tumbado en el sofá.
—¿Qué haces aquí?
—Esperándote. Desde esta mañana ha sido imposible encontrarte. Y no pienso dejar que te escapes esta noche.
La noche anterior había sido tan especial que Paula no había querido verlo por la mañana. Necesitaba estar sola para entender lo que había pasado.
—No voy a escaparme.
Tenían que hablar. Pedro se pondría furioso con ella, pero…
—¿Quieres que cenemos juntos?
—En cualquier sitio… menos en tu suite.
No quería hacer el amor. Eso la distraería, y lo que tenía que decirle era demasiado importante.
—Endaxi —sonrió Pedro—. Muy bien.
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