jueves, 19 de noviembre de 2020

VERDADERO AMOR: CAPÍTULO 28

 

Al final, Melly decidió que el jardín botánico estaba demasiado lejos y eligió las cascadas cerca de Katoomba. Paula no recordaba que un sándwich de huevo y lechuga y una tarta de manzana supieran tan bien.


Después de comer, dieron un paseo hasta las cascadas. Paula se quedó absorta ante el paisaje. No había olvidado lo hermosas que eran las montañas, pero sus recuerdos se veían ensombrecidos por otros. Melly se calló bruscamente cuando volvieron a la zona de picnic. Observó a los niños que jugaban en el parque infantil. Se volvió hacia Pau y la miró con una pregunta en los ojos que hizo que ésta se retrotrajera a su infancia, a su atroz timidez y soledad.


—¿Por qué no vas a hacerte amiga de ellos? —preguntó a Melly con una sonrisa mientras le indicaba el parque infantil con la cabeza. Luego se acordó de Pedro—. Todavía no tenemos que volver a casa, ¿verdad?


—Es el día de la princesa Melly —dijo él abriendo los brazos.


Pau deseó que no lo hubiera hecho. Si daba un paso hacia él, se vería rodeada por ellos. Una manita le agarró la suya. Melly la miraba con tanta confianza que se quedó sin respiración.


—Pero ¿qué les digo? —susurró la niña.


Pau dejó el bolso en la hierba y se arrodilló. Volvió a mirar a los niños que jugaban: eran turistas.


—Vas allí y les dices: «Hola, soy Melly. Vivo cerca de aquí. ¿Dónde vivís vosotros?». Y luego… —Paula se rascó la cabeza. Recordó su niñez. Percibió que Pedro las observaba atentamente—. ¿Recuerdas el cuento que leímos? ¿El de los duendecillos del bosque y las ninfas marinas? Pues podrías hablarles de los duendecillos y las ninfas que viven en las cascadas. Seguro que les encantará.


—¿Puedo ir a jugar, papá? —le preguntó Melly con el rostro radiante.


—¿No te llamas princesa Melly?


La niña soltó una risita y echó a correr. Pedro se tumbó en la hierba al lado de Pau.


—Gracias. Le has dicho las palabras justas —frunció le ceño—. ¿Cómo lo has hecho?


—¿Por qué? ¿Qué le habrías dicho tú?


—Probablemente, que improvisara sobre la marcha.


—Recuerdo lo que es tener la edad de Melisa y ser tímida. Me habría gustado que alguien me hubiera dado instrucciones o consejos claros sobre la forma de iniciar una conversación. Después, ya puedes improvisar sobre la marcha.


—Parece que funciona —dijo Pedro mirando a su hija.


—Me alegro. Es un encanto de niña. Debes de estar orgulloso, Pedro.


—Lo estoy.


—Siento haber venido —dijo ella de repente. Aunque en parte era culpa de él. La había pillado en un momento de debilidad.


—¿Por qué? —preguntó él sentándose de un salto—. ¿No te lo has pasado bien?


—Claro que sí, pero… No querías que formara parte de la vida de tu hija, ¿no te acuerdas? Pero no he podido decirle que no. Y tú no me has ayudado —lo miró con hostilidad.


—Mel tenía tantas ganas de que vinieras que tampoco yo he podido negarme.


¿Y él? ¿También había querido que los acompañara? Rechazó la idea. Le daba igual lo que Pedro quisiera.


—Me parece recordar que tú también querías que me mantuviera al margen de tu vida —dijo él.


—Lo dije para herirte —había sido un modo de defenderse.


—No lo dijiste para herirme. Era la verdad.


—Sí —no tenía intención de que Pedro destruyera sus defensas—. Tenemos un pasado, Pedro, y no tengo ganas de revivirlo.


—¿Quieres que el pasado no se repita?


—Algo así.


—Por si te interesa, creo que tienes razón. Pero eso no significa que Mel y tú no podáis ser amigas.


—Pero querías que no…


—A Melly le caes bien y se identifica contigo —la miró a los ojos—. Pero prométeme que no te irás de la forma que lo hiciste la vez anterior.


—Te lo prometo —había madurado desde entonces—. Es curioso, pero me alegro de haber vuelto —señaló con un gesto la vista que se extendía ante ellos—. Lo echaba de menos. Cuando la librería vuelva a funcionar como es debido, volveré de visita —se lo había prometido a Guadalupe, y también a Melly—. No tengo intención de hacer sufrir a tu hija, Pedro.


—Lo sé.


Pau giró la cabeza y volvió a contemplar la vista.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario