lunes, 30 de noviembre de 2020

VENGANZA: CAPÍTULO 19

 


Pedro y su familia se fueron de Strathmos el domingo. Paula oyó el ruido de las aspas del helicóptero sobre su cabeza a mediodía, pero no supo que Pedro se había ido hasta que encontró una nota en su camerino:

Volveré el próximo domingo. Nos vemos entonces.


Nada más. Ni siquiera estaba firmada. Pero supo sin ninguna duda de quién era.


Más tarde se enteró de que había ido a la isla de Kalos para mantener una reunión de negocios sobre la posibilidad de comprar otro hotel. Paula había esperado sentirse aliviada por su ausencia, pero no fue así, todo lo contrario. Se sentía… sola.


Aunque Pedro le había confesado por la noche que nunca había querido a Mariana. Y, sin embargo, había mantenido una aventura con ella. Pedro Alfonso seguramente nunca amaría a nadie. Quizá era incapaz de hacerlo. Y debía recordar eso si no quería arriesgarse a que le rompiera el corazón.


Había fantaseado con la idea de demostrarle que era la mujer más sexy de la tierra y desdeñarlo después, cuando solicitase sus atenciones. En lugar de eso… no dejaba de preguntarse con quién estaría en aquel momento.


No se atrevía a seducirlo. Porque sospechaba que cuando hiciera el amor con él jamás podría darle la espalda; que estaría marcada como la mujer de Pedro Alfonso de por vida.


No, acostarse con Pedro no respondería ninguna de sus preguntas. Al contrario. Mariana había muerto y no podía traicionar la memoria de su hermana de esa manera. Ni arriesgar su corazón por un hombre que jamás sentiría nada por ella.


En una semana se iría de Strathmos y le diría adiós a Pedro para siempre. Strathmos no sería más que una isla exótica, un vago recuerdo.


El mundo de Pedro.


Al pensar eso sintió un vacío dentro de su pecho. Mordiéndose los labios para controlar las lágrimas de soledad que asomaban a sus ojos, decidió que volvería a Auckland y seguiría adelante con su vida como su madre le había aconsejado.


Quizá el calor de su familia y sus amigos podría consolarla. Aquella misma noche llamaría a su representante para pedirle que le buscase un trabajo donde fuera.


Había llegado el momento de dejar descansar a Mariana.




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