lunes, 9 de noviembre de 2020

CORAZON SOLITARIO: CAPÍTULO 47

 


Molly llevaba dos días llorando y arañando la puerta de la cabaña. Y Pedro se dio cuenta entonces de que ya no era su perra, sino la perra de Paula.


Había intentado cambiar las cabañas, decorarlas, darles un toque alegre… pero era un desastre. Todo le había salido mal. Y la cara de tristeza de Molly no ayudaba nada.


Por fin, desesperado, guardó un par de cosas en una bolsa de viaje, metió a Molly en el coche y se dirigió a Martin's Gully.


Cuando llegó a la tienda de alimentación, encontró a Luciana y a Camilo charlando junto a la caja registradora.


—Vengo a deciros que voy a ir a ver a Paula a Buchanan's Point.


—Ah, muy bien —sonrió Camilo, señalando una maleta que había a su lado—. Así podrás llevarme.


—Y a mí —dijo Luciana, colgándose una bolsa al hombro.


Pedro miró de uno a otro, estupefacto.


—¿Por qué? ¿Ha pasado algo?


—No, Paula está bien —suspiró Luciana, tomándolo del brazo—. Te lo contaré en el coche.


Sin decir una palabra más, Pedro tomó las maletas y las metió en el todoterreno.


Ya habría tiempo para explicaciones por el camino.



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