viernes, 2 de octubre de 2020

EL DOCTOR ENAMORADO: CAPÍTULO 64


Gaston la miró perplejo, mientras se doblaba jadeante sobre sí. Paula abrió la puerta y bajó volando los escalones de la entrada. En su precipitada huida, chocó contra el firme pecho de un hombre.


—¡Paula! —exclamó una voz milagrosamente familiar—. ¿Estás bien?


¡Era Pedro!


El miedo de Paula se multiplicó hasta el infinito.


—¿Qué estás haciendo aquí? ¡Ese hombre puede matarte! —miró aterrada hacia la puerta—. Vete de aquí, Pedro, ¡ahora mismo! —intentó empujarlo, forzarlo a marcharse—. ¡Vete! ¡Vete!


—Chsss, Paula, tranquilízate —la abrazó con fuerza—. ¿Te ha hecho algún daño?


—No, Pedro, no. Pero te matará si te ve conmigo.


—Algo te ha hecho salir huyendo de la casa, Paula. Dime lo que ha sido, porque si te ha hecho algún daño, te juro que...


—¡Pedro! Por favor, escúchame. No, no me ha hecho ningún daño. Pero yo he recordado... Oh, Dios mío, lo he recordado todo... —se estremeció—. ¡Gaston disparó a Mauro!


—Lo sé, cariño, lo sé.


—¿Lo sabes? —retrocedió para mirarlo a los ojos—. ¿Entonces que estás haciendo aquí? ¿Es que te has vuelto loco? ¿Acaso quieres morir?


—He venido a buscarte.


—No puedo irme contigo. ¡Si nos ve juntos, te matará! —sollozó—. Y yo no podría soportarlo. Preferiría morir antes de que...


Pedro la interrumpió con un beso. Paula abrió la boca bajo sus labios, buscando unirse a él en medio de su desesperación. Y supo entonces que Pedro la necesitaba tanto como ella lo necesitaba a él.


—Esto es increíble —exclamó una voz masculina tras él—. Te acabo de contar que me disparó porque la iba a llevar a su casa, y te pones a besarla escondido detrás de los arbustos de su jardín.


—Maldita sea, Mauro —maldijo Pedro—. Casi me da un ataque al corazón.


—¡Mauro! —exclamó Paula, mirándolo desconcertada—. Oh, Mauro —dejó los brazos de Pedro y se acercó a su amigo con los ojos llenos de lágrimas—. Siento que te disparara por mi culpa.


—Sólo han sido un par de cicatrices. Me dan personalidad.


—¡Y mira tu cara!


—Bueno, todavía sigue estando bastante bien —musitó Pedro secamente—. Y creo que será mejor que nos vayamos de aquí antes de que Tierney decida volver a desfigurarla.


—No, yo no me voy a ir con vosotros. Me iré en el taxi que me está esperando. No quiero arriesgarme a que Gastón me vea con alguien.


En ese momento, apareció Gastón en el jardín. De su rostro había desaparecido toda señal de cordura.


—Ya es un poco tarde para eso. Le he dicho al taxi que se vaya —informó con voz glacial—. No sabía dónde estabas, pero, claro, ¿cómo podía imaginarme que estuvieras aquí, detrás de los arbustos de mi propia casa, con un hombre? El caso es que no me sorprende.


Pedro gruñó algo y se acercó a él. Paula se aferró con fuerza a su brazo, desesperada por hacerle retroceder. Había advertido que Gastón se llevaba la mano al interior de la chaqueta y le había visto hacer ese mismo gesto cuando había disparado a Mauro.


—Tiene una pistola —susurró aterrada.


Pedro la empujó tras él y le dijo a Gastón:—Tengo que hablar contigo, pero antes quiero que Paula salga de aquí.


Gaston ignoró su petición y se acercó a Paula.


—Es éste, ¿verdad? Este es el tipo del que estás enamorada. El único con el que has hecho el amor, ¿eh?


Pedro arremetió entonces contra él. Mauro apareció de entre las sombras, empujó a Paula al suelo y no la soltó para evitar que intentara mediar en la pelea. Ella sollozaba y se retorcía intentando liberarse, deseando salvar a Pedro del peligro. Temía oír el disparo de una pistola en cualquier momento.




2 comentarios:

  1. Ay no lo podes cortar ahí!!! Me muero de ansiedad hasta mañana!!

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  2. Nooooooooooo, qué locura fueron estos 3 caps, por favor, lo que va a ser mañana.

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