viernes, 17 de julio de 2020

UN AMOR EN EL OLVIDO: CAPITULO 33





Aquella noche, ella se quedó dormida llorando. Pedro no sabía qué hacer.


Quería hacerle el amor. Quería decirle la verdad. 


No podía hacer ninguna de las dos cosas.


Cuando por fin Paula se quedó dormida, Pedro ya no pudo resistirlo.


Se levantó de la cama y se acercó a la terraza para mirar el mar.


Observó cómo la luna llena se reflejaba plenamente sobre las aguas del Egeo.


Había creído que allí podría mantenerla a salvo del mundo.


Se había equivocado.


Si quería salvar a su familia, no podría volverle a hacer el amor a su esposa. Ninsiquiera podría besarla porque, si lo hacía, ella lo recordaría todo y la perdería.


El dolor se apoderó de él. Observó por última vez el cuerpo desnudo de su esposa. Gozó con su dulce belleza a pesar de que su alma sufría por las lágrimas quense le habían secado sobre el rostro. Observó cómo la luz rosada del amanecer se deslizaba lentamente sobre las paredes del dormitorio.


Entonces, con las manos apretadas en puños, se marchó y la dejó dormir a solas.




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