jueves, 2 de julio de 2020

A TODO RIESGO: CAPITULO 57





Pedro se acercó a la esquina de la terraza, siguiendo a Leo con la mirada. Aquel chico se estaba metiendo en problemas, si no lo estaba ya. Si seguía así, acabaría muerto o en la cárcel. 


Cuando todo terminara, con mucho gusto se ofrecería a hablar con él para intentar ayudarlo. 


Vio que se detenía debajo de la escalera en la que estaba trabajando Mateo Cox, que bajó para saludarlo. Parecían tener la misma edad, aunque Mateo era mucho más robusto. No podía oír lo que estaban diciendo.


De repente Mateo sacó su cartera y le entregó unos cuantos billetes. Leo le había dicho a su madre que, de una manera u otra, conseguiría el dinero. Pedirlo era mucho más seguro que otras formas de conseguirlo pero, si el chico estaba metido en asuntos de drogas, tal vez había recurrido ya a métodos más expeditivos.


Maldijo entre dientes. Ese sería el tipo ideal que Marcos Caraway reclutaría si andaba buscando a alguien que le hiciera el trabajo sucio.


Sí, Leo habría constituido la elección perfecta, y Marcos habría podido contactarlo fácilmente en los círculos del mundo de la droga. Había otras piezas que también encajaban. Leo tenía acceso a la casa. Pudo haber serrado la barandilla de la terraza en la que Paula estuvo a punto de matarse. Pudo haberlo hecho el día en que volvieron a casa y se lo encontraron fuera, esperando para entrar y arreglar el grifo roto. O pudo haberlo hecho incluso antes de que Paula llegara a Orange Beach.


Eso también explicaría lo del dinero que, según le había asegurado a su madre, iba a recibir pronto. Lo conseguiría cuando hubiera rematado con éxito su trabajo. Ya tenía una pista.





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