domingo, 23 de febrero de 2020

LUZ, CAMARA Y... BESO: CAPITULO 19





Seis minutos después, el programa hizo una pausa para dar paso a la primera cuña publicitaria. Cuando las luces de la sala volvieron a encenderse, Paula miró a su alrededor nerviosa y lo único que vio fueron sonrisas. 


Progresivamente el silencio se transformó en entusiasmo.


—Diría que tenemos el éxito al alcance de la mano, querida —dijo Brian, junto a ella—. Estuviste sorprendente. Completamente… —añadió sin conseguir encontrar la palabra que buscaba.


—Vibrante —dijo Pedro sobresaltando a Paula por su inesperada presencia—. Enhorabuena.


—Igualmente —replicó Brian inclinando la cabeza en señal de reconocimiento.


Pedro se acercó un poco más a Paula, y chocó su cerveza contra la que levantaba Brian en ese momento, pegando su cuerpo contra el de Paula al hacer tal movimiento.


La sangre de ella comenzó a hervir. El rubor encendió sus mejillas al tiempo que sintió un estremecimiento.


—¿Cómo te sientes? —le dijo Pedro haciéndole cosquillas en la oreja con su respiración.


—Hasta el momento, encantada. Está saliendo muy bien, Pedro. No te he visto últimamente por casa —le dijo ella tras una pausa—. ¿Dónde has estado?


Muy pocas personas sabían que ella y Pedro compartían el mismo techo.


—Me he quedado a trabajar un poco más durante esta semana. El cierre de año, ya sabes, informes financieros, análisis de mercados…


Pedro, yo…


Las luces se apagaron de nuevo y se hizo un profundo silencio en la sala. Sus dedos rozaron los suyos. Ella miraba al monitor gigante pero no veía nada. El hormigueo que sentía en los dedos, allí donde él la había tocado accidentalmente, se propagó por su cuerpo como el champán cuando se derrama al abrirlo.




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