viernes, 24 de enero de 2020

ADVERSARIO: CAPITULO 17




Ahí permaneció temblando frente a la cama, con las manos se cubría el rostro sonrojado, mantenía los ojos cerrados, apretados para apartar de la mente no sólo la imagen que acababa de ver, sino su propia reacción.


¿Por qué no cerró la puerta con llave? ¿Qué hacía ahí? ¿En dónde estaba su auto? ¿Por qué, por que no llamó antes de entrar? ¿Por qué cuando se dio cuenta de que él estaba ahí, no salió de inmediato en vez de... en vez de quedarse petrificada cómo una niña de escuela al ver por primera vez un cuerpo de hombre y transfigurarse fascinada por su diferencia, por su masculinidad? Y, su respuesta física al cuerpo... 


Pero no, ella no quería pensar en eso, no quería... Pasó saliva nerviosa y descubrió que tenía los músculos del estómago tensos por una sensación dolorosa en su interior que no desaparecía.


Dando traspiés, cruzó la habitación, se miró al espejo y, horrorizada, se puso tensa. Tenía el rostro sonrojado, los ojos le brillaban con un ardor desconocido, tenía el cabello revuelto por la presión de las manos contra el rostro, y el cuerpo... Era un día caluroso y llevaba una playera de manga corta, floja a la moda, pero aún así era posible ver los pezones tensos que se presionaban contra la tela fina.


¿Se veía así cuando estuvo en el cuarto de baño? ¿Notó él...? Ella se humedeció los labios resecos, recordó la manera en la que ella lo viera, cómo siguió esa pequeña gota de agua...
¿Era por eso que su cuerpo... por ella que el cuerpo de Pedro...que él...? Se mordió el labio para contener un grito de angustia. No podría soportar la idea de que ella pudiera ser la responsable de lo ocurrido, y consciente de que, una vez que le pasó la sorpresa inicial de saber que no estaba sola en la casa, al ver el cuerpo desnudo quedó maravillada ....


— ¡No! —la dolorosa negativa escapó de su garganta, hizo que se estremeciera con violencia. Escuchó que se abría la puerta del cuarto de baño y quedó congelada, la mirada fija en la puerta de su habitación, el corazón le latía con fuerza... pero, nunca se abrió. Ella permaneció en donde estaba, no se podía mover, olvidó que pretendía darse una ducha, comer algo, sólo trataba de contener la carrera loca de su corazón. Permaneció en su dormitorio más de media hora antes de decirse que se comportaba como una tonta y que tarde o temprano tendría que enfrentarse a Pedro.




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