martes, 3 de diciembre de 2019

SECRETOS DE AMOR: CAPITULO 27





Estaba siendo una mañana asquerosa, decidió Paula al descubrir que había borrado una hora de trabajo en el ordenador sin darse cuenta. La presencia de Pedro la ponía tan nerviosa, que había tirado una taza de café sobre su escritorio.


-Lo siento -se disculpó, intentando limpiar el café de unos documentos.


-No te preocupes, no pasa nada. 


Su inesperada amabilidad era peor que una regañina. Casi deseaba que hubiera soltado uno de sus irónicos comentarios porque así al menos podría haberse dicho a sí misma que lo odiaba.


-Creo que será mejor que te invite a comer. Así es posible que hagas algo de trabajo esta tarde.


Estaba guapísimo bronceado después de pasar unos días en el mar. Y con aquella camisa azul... estaba para comérselo.


-Tengo un sándwich en el bolso... de queso y pepinillos.


-No era una petición, Paula, era una orden. Asi que ahórrate la discusión y vamonos.


Paula tuvo que admitir, a regañadientes que el plato de lasaña le había sentado fenomenal. 


Después de comer. Pedro la llevó a unos grandes almacenes y ella arrugó el ceño cuando entraban en una de las tiendas. Si pensaba pedirle su opinión sobre un conjunto de ropa interior para alguna de sus novias...


-Mi acompañante quiere ver una selección de trajes de chaqueta y un par de vestidos de noche. 


Paula miró por encima de su hombro buscando a la susodicha acompañante.


-Tendremos que mirar en la sección de tallas pequeñas -sonrió la dependienta-. Vuelvo enseguida.


Y entonces Paula se dio cuenta de lo que estaba pasando.


- ¡No pienso dejar que me compres ropa!


-Ya imaginaba que dirías eso.- suspiró Pedro-. El problema contigo es que eres muy predecible. Mira, puedes hacerlo fácil o difícil. Lo más fácil es que elijas un traje y un vestido de noche. Lo más difícil es que yo tenga que entrar contigo en el probador...


-Eres mi jefe, Pedro, no Dios.


-Es lo mismo. Volveré dentro de una hora -replicó él, tan tranquilo.


Y Paula sabía que sería imposible hacerle entrar en razón.


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