lunes, 14 de octubre de 2019

LOS SECRETOS DE UNA MUJER: CAPITULO 47




Margo había dejado que Hernan la convenciera para ir a comer a la playa con él.


Estaba claro que no se le daba muy bien resistirse, pero no había cambiado de opinión. 


Seguía pensando lo mismo que le había dicho la noche anterior.


Se sentaron en la arena, debajo de una gran sombrilla. Sobre la manta habían desplegado un delicioso banquete. Había suficiente comida para alimentar a ocho personas.


—¡No puedo creer que convencieras a los cocineros del hotel para que prepararan pollo frito!


—No fue fácil, pero toda merienda al aire libre necesita un poco de pollo frito —dijo Hernan.


—Se nota que eres un chico del sur.


—Sí, supongo que no se puede esconder.


Probó el pollo. Estaba delicioso y no pudo evitar gemir de placer.


—Me alegra que le guste, señora —comentó él con exagerado acento sureño.


También había puré de patatas y panecillos recién hechos. Todo acompañado de un suave vino blanco.


—Estaba riquísimo.


—Y aún no hemos acabado —le dijo Hernan sacando una caja con galletas.


—Creo que no debería —repuso ella mientras colocaba una mano sobre su abdomen.


Él destapó la caja y le mostró el contenido con una pícara sonrisa.


—Galletas de chocolate blanco con nueces de macadamia.


—Eres muy malo —lo acusó ella mientras tomaba una.


—Les pedí que las hicieran sin calorías.


—¡Ah, bueno! En ese caso…


Mordió la galleta y cerró los ojos para disfrutar aún más de su sabor.


—Estas galletas deberían estar prohibidas…


Él rió con ganas. Margo abrió los ojos y lo miró con seriedad. Sintió algo nacer dentro de su pecho.


—Y creo que tú también deberías estarlo —le dijo sin pensar.


—¿En serio?


—En serio.


No se reconocía. Nunca había flirteado así.


Él alargó la mano y le rozó la mejilla.


—Tenías una miguita.


—¿Ya la has quitado?


—Casi —repuso él con suavidad—. Hay un poco más —añadió mientras se acercaba hasta que su boca quedó a pocos centímetros de la de ella—. Justo aquí…


Rozó sus labios con suavidad. Margo rezó para que no se detuviera ahí y él no lo hizo.


Su beso fue tan leve como la caricia de una mariposa, pero sus efectos fueron devastadores. 


No entendía cómo podía ser posible. Comenzó a pensar en reacciones químicas y otras explicaciones científicas. Quizá fuera sólo atracción física, algo parecido al magnetismo. Pero no tardó mucho en llegar a la conclusión de que aquello no tenía nada que ver con sus estudios, era algo completamente distinto.


Él tomó su mejilla en la mano y profundizó en el beso. Era lo más dulce que había probado en su vida, no había esperado nada parecido. Creía que él era sólo un mujeriego y que no podía haber nada más. Pero acababa de darse cuenta de que se había equivocado y que aquello le estaba afectando más de lo que creía.


—¡Margo!


La voz de su padre la sobresaltó tanto que se separó al instante de Hernan, tirando a la vez un vaso de vino. No tardó en ponerse en pie, tomar algunas servilletas y tratar de secar la colcha. 


También había mojado el bañador de Hernan.


—Lo siento —le dijo.


—No pasa nada —repuso mientras miraba al profesor Sheldon con una sonrisa.


—Te he estado buscando —le dijo su padre con seriedad e ignorando a Hernan—. El todoterreno que he alquilado está aparcado detrás del hotel.


—Pensé que habíamos quedado en vernos a las tres.


Miró el reloj. Sólo eran la una y media.


—Hay mucho que ver y pensé que estaría bien salir un poco antes.


Miró a Hernan y otra vez a su padre.


—De acuerdo —le dijo mientras se sacudía la arena de sus bermudas y se ponía las sandalias—. Gracias por la comida, Hernan —añadió sin mirar al joven.


Sabía que su padre estaba muy disgustado. 


Tomó su brazo y fueron hasta el hotel.


—Margo, ¿qué haces con un hombre como ése? —le dijo con voz firme.


Ella miró por encima del hombro. Hernan aún los observaba y estaba claro que había oído la pregunta de su padre. No sabía quién estaba más enfadado de los dos. Su padre por lo que había visto o ella por no conocer la respuesta a su pregunta.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario