martes, 8 de octubre de 2019

LOS SECRETOS DE UNA MUJER: CAPITULO 28




Anclaron el barco en una zona que era perfecta para practicar submarinismo. Estaban al lado de una pequeña y despoblada isla. Pedro se pasó la primera hora con Lyle y Lily, dándoles un curso acelerado. Pero iba a ser más complicado de lo que había pensado, porque las señoras se negaban a quitarse sus chalecos salvavidas.


Pero, por fortuna, parecían estar pasándoselo bien. Admiraba a esas mujeres por su entusiasmo y su capacidad para disfrutar de la vida.


Después de un tiempo buceando, Pedro acompañó a los pasajeros hasta el barco para ayudarlos a subir.


Vio a Paula. Estaba recostada en un gran flotador a unos veinte metros de allí. Ella había preferido no hacer submarinismo. Llevaba un bañador azul de una pieza que había conseguido atraer su atención más que cualquier minúsculo biquini. Parecía muy relajada.


Casi en contra de su voluntad, la miró con detenimiento. Sus piernas eran más largas de lo que sugería su estatura. La musculatura de sus gemelos y muslos sugería que hacía deporte.


Todo su cuerpo estaba muy bien formado, era esbelto y sensual.


Hernan se acercó hasta donde estaba él y le dio una palmadita en la espalda.


—Una vista muy buena desde aquí, ¿verdad?


Pedro se encogió de hombros.


—Bastante buena —repuso con frialdad.


—¿Sólo eso?


—Si lo que me preguntas es si estoy interesado o no, tendré que decirte que no.


Hernan rió.


—Bueno, por lo menos veo que estás vivo. Estaba empezando a dudarlo.


Se dio cuenta de que no podía discutir con él. Hernan estaba en lo cierto.





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