miércoles, 15 de mayo de 2019

TRAICIÓN: CAPITULO 39




La expresión de él era inescrutable y ella supo que lo había empujado hasta donde era posible.


Había dicho todo lo que tenía que decir, pero en su interior había todavía un asomo de esperanza que se negaba a morir. ¿Podía verla él en sus ojos? ¿Era capaz de ver el anhelo que ella sospechaba merodeaba en su mirada? La esperanza de que quizá aquel enfrentamiento hubiera despejado el ambiente de una vez por todas y él le permitiera acercarse lo bastante para ser la esposa que quería ser. Para mostrarle todo el amor que había en su corazón y quizá derribar algunas de las formidables barreras que él había erigido a su alrededor. 


Tragó saliva. Tal vez no pudiera amarla, ¿pero podría relajarse lo suficiente para apreciarla y confiar en ella?


Pero en cuanto él abrió la boca, Paula supo que sus esperanzas eran vanas.


–Creo que, dado tu estado de histeria actual, es mejor que lo consultes con la almohada. Esta noche me iré a un hotel para dejarte espacio y, con suerte, mañana te habrás calmado un poco –su voz se suavizó de pronto–. Porque alterarte de este modo no puede ser bueno para el bebé, Paula.


Ella quería aullar de frustración. Y de pena. Eso también. Le alegraba que él quisiera al niño aún no nacido, pero necesitaba que la quisiera también a ella, y eso no ocurriría nunca. Se volvió con rapidez, con miedo a que él viera su dolor o las lágrimas que empezaron a caer de sus ojos en cuanto echó a andar hacia la puerta.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario