viernes, 12 de abril de 2019

UN ASUNTO ESCANDALOSO: CAPITULO 7




—¡Estupendo!


Paula dio un portazo y subió las escaleras murmurando entre dientes.


Era cierto que Horacio Blackstone no había sido un santo, pero gracias a él su madre y ella habían vivido muy bien. Por eso Sonya y Paula eran de las pocas personas que habían llorado su pérdida.


Abrió la puerta del taller y la cerró con otro portazo.


Sonya había ido a vivir con Horacio y su hermana, Úrsula, a la edad de doce años. 


Úrsula se había deprimido cuando habían raptado a su hijo recién nacido y se había quitado la vida. Había sido imposible consolar a Horacio, así que Sonya se había quedado a vivir con él para cuidar de sus sobrinos Kimberley y Ramiro. Cuando ella se había quedado embarazada, Horacio la había convencido para que se quedase con su hija y la criase con todas las comodidades que tenían sus propios hijos. 


Horacio le había pagado los estudios a Paula y, a lo largo de los años, habían ido forjando un vínculo de cariño que la había llevado a pensar que, a veces, parecía llevarse mejor con ella que con sus propios hijos.


Pensó que la gente no conocía al verdadero Horacio. Tenía muchos defectos, pero Sonya y ella habían conocido una parte de él que no dejaba entrever a casi nadie. Y siempre le estarían agradecidas.




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