viernes, 1 de marzo de 2019

PAR PERFECTO: CAPITULO 60




El siguiente timbre al que llamó fue al de su hermano. Y debía de seguir estropeado, porque a los pocos segundos bajó Damian dando saltos por las escaleras en deportivas.


—Hola —dijo Damian, algo dubitativo.


—Hola —respondió Pedro, y se miraron el uno al otro—. ¿Es un mal momento?


—No, estoy repasando el libro de horarios del próximo semestre. Hay algunas clases interesantes y creo que tengo que hacer prácticas en una emisora de radio. Seré el becario más viejo que hayan tenido nunca —sonrió—. Pero no importa, porque estoy deseándolo, la verdad.


—Serás el mejor becario que hayan tenido nunca. Estoy seguro.


Damian suspiró.


—¿Estás bien?


—Sí, por eso he venido a verte. Estoy mejor que bien. Acabo de tener una charla adorable con papá.


—¿Fue a verte? —dijo Damian, helado.


—No, fui yo a su casa, a Allston.


—Discúlpame que te pregunte por qué has hecho eso.


—Tenía que verlo para alejarme de él.


—Eso parece algo paradójico.


—En realidad, no lo es. Cuando nos marchamos de Connecticut, fuiste tú el que me sacó de allí. Tú eras el mayor y tomaste la decisión. Fue lo correcto, pero no lo hice yo. Tal vez por eso no me sentía capaz de cortar todos los vínculos con él y borrarlo de mi memoria. Diecisiete años más tarde, me he cansado de llevar ese peso a mis espaldas, así que fui a verlo por última vez para decirle que me marchaba. Ahora los dos estamos libres, tú y yo.


—No puedo creer que esté oyendo esto —dijo con los ojos muy abiertos y una enorme sonrisa.


—No he venido sólo a decirte eso. Quería asegurarte que todo lo que has hecho por mí no ha sido para nada —se le rompió la voz y cegado por las lágrimas de muchos años atrás, abrazó a su hermano, su protector, su ídolo, su amigo.


Los dos se abrazaron temblando durante varios minutos y después Damian se apartó y se secó los ojos.


—Me alegra que digas eso.


—Y además voy a demostrarlo —dijo Pedro, secándose los ojos—. Por fin he enterrado mi pasado, y estoy haciendo las paces con mi presente. Ahora tengo que asegurar mi futuro, si es aún posible.


—Creo que el futuro es algo seguro. Y dile «hola» de mi parte —dijo su hermano, rodeándole los hombros con un brazo.




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