domingo, 11 de noviembre de 2018

LA TRAMPA: CAPITULO 26




Ella se inclinó sobre la taza y vomitó una y otra vez, sintiendo el dolor de las arcadas y cómo se vaciaba su estómago. Cuando se le pasó, se apoyó contra la pared, muy débil. Intentó no dejarse llevar por la amargura. ¿Qué había esperado?


La semana que pasó en el Pájaro Azul él había parecido tan comprensivo, tan amable, y…


Hay un abismo entre una semana en el camarote de su barco, y un anillo en el dedo anular, ¡estúpida!


«Vale, así que me toca cargar con las consecuencias», pensó, mientras se lavaba la cara y se enjuagaba la boca. « Y ahora ¿qué hago?»


«Bueno, son otros tiempos. La madres solteras están a la orden del día».


¡Alicia!


Paula se miró el estómago liso. Seguramente no se le notaría por lo menos en otros tres meses. 


Para entonces la empresa se habría afianzado, y Leonardo recuperado para hacerse cargo de ella. 


Quizás podría marcharse, o…


Tenía tres meses para decidirlo. Se pintó los labios, se peinó y enderezó los hombros.


Abrió la puerta y chocó contra él.


—Ven, Paula. Vamos a algún sitio donde podamos charlar.




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