lunes, 27 de agosto de 2018

MILAGRO : CAPITULO 35





Si Pedro no podía llegar a Gabriel’s Crossing a cenar, siempre telefoneaba. El teléfono sonó justo cuando Paula ponía a la bebé en el cochecito y se preparaba para ir a hacer la compra.


—Eh, Paula, soy yo.


—No vendrás a cenar —adivinó ella con un suspiro.


—No. Lo siento. Ha surgido algo —últimamente surgían cosas a menudo—. Espero que no hayas sacado nada para la cena.


Ella tomo nota mental de volver a guardar la chuletas que acababa de sacar del congelador.


—No. No te preocupes. Sé que tu horario puede ser impredecible.


—No lo será siempre —sonó como una promesa—. Estoy trabajando en algo importante en este momento. Algo enorme.


—¿Quieres contarme qué es? —Paula había sonreído al oír el entusiasmo de su voz, sabía que Pedro le encantaba su trabajo.


—Sí. Más de lo que imaginas. Pero no puedo aún, Paula —calló—. Quiero que sea una sorpresa.



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