viernes, 15 de junio de 2018

THE GAME SHOW: CAPITULO 28




Dos horas más tarde, cuando James Bond ya había salvado al mundo libre y seducido a un par de mujeres impresionantes, Paula y Pedro se quedaron sentados en el sofá en medio de la penumbra de la sala.


—Por cierto, ¿qué puedes decirme del nuevo peinado de Macarena? —le preguntó Paula.


—Lo has notado, ¿no?


—Sería muy difícil no notarlo.


—Ya. Macarena quería ponerse un sombrero hasta que volviera a crecerle el pelo, pero la convencí para que fuera sincera —Pedro se encogió de hombros—. La verdad es que me convenció ella para que yo fuera sincero.


—¿Y bien?


—Bueno, en el periódico hay un anuncio de Barbie y la niña…


—Quiere una Barbie —le interrumpió Paula.


—Falta poco para Navidad.


—No quiere sólo a Barbie. También quiere a Ken y toda la casa. Quiere una familia. Yo no puedo dársela —susurró Paula.


—¿Estás segura?


La atrajo hacia sí y la besó. Pedro se dijo que sería un beso leve, pero la oyó suspirar y supo que estaba perdido. De una manera u otra habían conseguido que las cosas no se precipitaran desde que a ella se le cayó la toalla en el cuarto de baño. Sin embargo, en ese momento nada podía contener el anhelo. Pedro sentía una pasión tan ardiente que le sorprendió que no se dispararan las alarmas contra incendios.


—Llevo mucho tiempo deseando hacer esto —susurró él mientras cambiaba de posición para que los dos se tumbaran en el sofá—. Desde que te vi en el almacén con esos vaqueros ceñidos.


—No podemos hacerlo —afirmó Paula, aunque le dio otro beso.


—Tienes razón, es un disparate. Tenemos que parar.


Pedro pasó los dedos por debajo del borde de la camiseta de Paula.


Paula le paró las manos.


—¿Qué pasa con Celina?


—Celina ya no existe. Rompí con ella el otro día.


—¿Por qué?


Pedro se rió.


—Estoy tumbado encima de ti y ¿me lo preguntas?


—Yo no juego con el amor, Pedro —le dijo Paula con gesto serio—. Tampoco mantengo relaciones sexuales esporádicas. Tengo demasiadas responsabilidades como para hacerlo.


Pedro no sabía si besarla o matarla. 


¿Realmente pensaba que él sólo quería un revolcón?


—Yo tampoco juego con el amor. En cuanto a lo que ha pasado entre nosotros y lo que pasará en el futuro, es algo más que esporádico. No es una cuestión de hormonas; es una cuestión de chispa. Creo que podría ser mucho más. ¿Hace falta que te lo deletree?


—Me encantaría.


—Yo…


—¡Mamá, mamá!


Los gritos de Chloe interrumpieron lo que ella había esperado que fuera una declaración de amor.


Paula esbozó una sonrisa forzada.


—Esa niña es un poco inoportuna —susurró Pedro con la frente apoyada en la de ella.


Pedro se levantó y alargó una mano para ayudar a Paula.


—Volveré dentro de un minuto —prometió ella.


Pedro la abrazó cuando pasó al lado de él.


—Tarda lo que quieras, mis sentimientos no van a cambiar.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario